2 dic 2012

Capítulo 8


Su demora en darme una respuesta me puso nerviosa. Finalmente dijo. – Creo que tenés razón, todo esto es mi culpa.
-No te tortures tanto, ¿Cómo se suponía que ibas a saberlo?
-Debería haber sido más cuidadoso,  casi siempre tenemos paparazzis persiguiéndonos, perdón Emm, de verdad nunca quise exponerte así.
Mientras jugaba con lo que quedaba de pollo en mi plato examinaba la foto. Al parecer cuando Liam me acompañó a casa esta tarde alguien lo reconoció, a pesar de su peluca rubia, y nos sacó una foto. Por suerte yo estaba de espaldas, así que sólo se puede ver mi cabello y como al estar oscuro prácticamente no se puede distinguir si es rubio o castaño. 
-No te preocupes por mí, pero hay que ser más cuidadosos de ahora en adelante.
Suspiró. –Bien, entonces voy a tener que cambiar los planes para mañana en la noche.
-¿Cuándo hicimos planes para mañana en la noche? Inquirí
-Te iba a llevar a cenar a algún restaurante que eligieras, pero, dado las circunstancias, creo que tu única opción son mis pastas.
-¿Cocinas?
-Algo… Respondió con timidez – Entonces, ¿te apetece cenar con Boris y Archimedes?
– Sólo si Boris promete no comerme.
Pude escuchar la risa de Liam a través del teléfono. –Boris promete comportarse.
Ambos reímos.
-Voy a enviar a alguien a buscarte, ¿a las 9 está bien?
Corrí hasta la heladera para asegurarme de que mamá no estuviera en casa. Su guardia comenzaba a las 9.
-Creo que será mejor a las 9:30.
-Ok, a las 9:30 entonces.
Nos quedamos en silencio un par de minutos después de eso, podía sentir la respiración de Liam, parecía que tenía algo más que decir.
-¿No vas a corta- Inquirí
-¿Qué? Lo había sacado de sus pensamientos. –Oh, sí, cierto. Que duermas bien Emma.
Sonreí. –Buenas noches Liam.
La llamada se cortó unos segundos después. Con calma recogí las cosas de la mesa. Lavé los platos y muy sigilosamente me dirigí a mi cuarto. Me puse el pijama y me acosté.
Corría y corría por el oscuro pasillo, quería alcanzar la puerta que se encontraba al  final de este pero por más que lo intentaba mis pasos eran lentos y ésta estaba cada vez más lejos. Sentía que alguien me estaba persiguiendo pero no podía ver quien era ni tenía la valentía suficiente como para detenerme a mirar. Comenzaba a darme por vencida cuando una figura apareció ante mí,  me hizo señas para que lo acompañara, me resultaba familiar pero estaba muy asustada como para ponerme a pensar y lo seguí sin detenerme a considerar si podría ser una trampa o no. Ingresamos por una puerta a la derecha del pasillo y de inmediato me sentí más segura. Cuando mi respiración se normalizó me dispuse a darle las gracias a mi salvador, pero al girar la cabeza para ver su rostro, desperté.
Eran las 8:00 am y Liam enviaría a alguien a recogerme dentro de una hora y media, para mí eso es mucho, así que decidí tomarme todo mi tiempo en asearme. Termine de bañarme y me coloque una camisa de jean abierta que dejaba ver la remera musculosa negra que tenía debajo, una calza negra y mis zapatillas Nike blancas.
Todavía faltaba media hora para nuestro encuentro, y pensar que al día anterior había tardado tanto, aún así las avispas seguían ahí,  por lo que decidí prender la televisión para relajarme un  poco. Comencé a hacer zapping  pero nada me agradaba hasta que encontré un programa en donde estaban hablando de los chicos, opte por mirarlo para conocerlos un poco mas, pero no era de ellos de los que estaban hablando en realidad, era de mi.
Me quede con la boca abierta mirando la pantalla mientras el conductor del programa le contaba a la gente sobre la supuesta novia de Liam Payne. No podía entender de donde sacaban tanta información, ¿qué son del FBI? Gracias a Dios que en la foto  solo se puede notar que Liam esta acompañado de una chica pero no se puede apreciar mucho de ella, bueno de mi.
Estaba absorta en mis pensamientos cuando escuche el sonido de una bocina que venia de afuera del edificio. Rápidamente baje y fui a hacia el auto negro que se encontraba estacionado frente a la vereda, el mismo que me había llevado a la casa de Zayn, incluso el chofer era el mismo, con su traje súper refinado, volví a sentirme desubicada.
Subí al auto que emprendió el viaje a casa de Liam. Me acurruqué en mi asiento puesto que ya sabía que el viaje tomaría unos 15 minutos, intenté recordar los lugares por dónde pasábamos, pero después de unas 5 manzanas me aburrí y mi mente comenzó a divagar, terminé sonriendo como tonta mientras pensaba en su sonrisa. Faltaban pocas cuadras para llegar al departamento cuando recibo un mensaje de él.
-Emma  hay un pequeño problema. Algunas fan encontraron el edificio en donde vivimos y están en la puerta, tené mucho cuidado de que no te vean cuando llegues.
Ya era demasiado tarde el chofer estaba doblando la esquina, se podía observar a un grupo de fans que gritaban en la puerta del edificio. El chofer amago a frenar en la entrada pero no pudo porque lo aturdí con mi grito.
-¡NO! – Se sobresalto y giro para mirarme sorprendido.
-¿Paso algo malo? – Preguntón desentendido.
- Lamentablemente si – Dije algo nerviosa – ¿Ves esas chicas? – Asintió con la cabeza – Bueno, no pueden verme, ¿no habrá alguna otra puerta por la que pueda entrar sin llamar mucho la atención?
- La verdad señorita es que no tengo idea – Me mordí el labio impaciente ¿Qué podía hacer ahora?
-Pensá Emma, pensá- Me dije a mi misma tratando de no entrar en pánico.

Estaba fraguando planes en mi cabeza cuando alguien toco la ventana del auto. Me sobresalte y casi pego un grito, pero me tranquilice rápido porque no era una fan si no Matt, el recepcionista. Mas relajada le abrí la puerta y él entro rápidamente por ella y la cerró.
-¿Qué paso?  ¿Necesitas ayuda? – Me interrogo
-¡Si por favor!, ¿No sabes como puedo entrar sin que estas fans me vean? – Dije algo exaltada.
-Creo que tengo una idea.
-¡Genial! Y… ¿Qué tengo que hacer?
- Primero tenesmos que alejarnos un poco de acá, ¿Podría dar la vuelta al edificio? – Pregunto dirigiéndose al chofer.
-Como no – Dicho esto arranco el auto y lo condujo hacia donde le habían indicado.
-Muy bien ¿Y ahora que? – Lo interrogue ansiosa.
-¿Sabes actuar? – Peguntó y lo mire extrañada.
- No, ¿Por qué?
- Bueno lo vas a tener que intentar porque es la única manera de pasar esa puerta sin que la Directioners te acusen de ser la chica misteriosa de Liam.
- ¿Y vos como sabes eso…? Dejé de hablar, no debía ser tan obvia. - Digo, ¿por qué supones  que soy la chica “misteriosa”?
- En este edificio no hay ningún chisme que no sepa – Sonrió ampliamente – Bueno sigamos con el plan. Voy a necesitar que finjas ser mi novia y que estas muy enamorada de mi ¿Podes hacer eso?
- No sé pero lo voy a intentar- Suspire, ya me había cansado de tener que fingir ser la novia de alguien para poder sobrevivir.
- Okey vamos – Abrió la puerta del auto y salimos.
Las chicas aun seguía ahí cantando y gritando, Matt tomo mi mano y me puse algo incomoda ante su tacto. Trate de fingir lo mejor que podía. Comenzamos a avanzar a través de la multitud, una Directioner me miro pero cuando dirigió la mirada a nuestras manos entrelazadas enseguida me ignoro y siguió cantando. Las esquivamos a todas, que por cierto eran muchas, e ingresamos al edificio. Fuimos directo al ascensor y en cuanto las puertas se cerraron solté la mano de Matt.
-Gracias-Dije ya algo más relajada. -Si no fuera por vos todavía estaría en el auto sin saber qué hacer.
-De nada – Sonrió – Esas chicas podrían asesinarte si se enteran de por qué estas acá.
Ambos reímos.
- Por suerte yo no encajo con el perfil de novia de una pop star.
-En realidad no. Matt jugaba con los botones de su uniforme. -¿Qué haces saliendo con alguien como él?
No pude evitar ofenderme ante su comentario, pero lo disimule porque después de todo, le debía una. -¿Tan mala soy?
-Para serte sincero creo que sos demasiado buena.
Lo miré extrañada.
Al comprender mi expresión agregó. –Yo trabajo acá, sé lo que estos chicos viven todos los días, créeme, no querés ser parte de esto.
-Sin ofender, pero creo que esa debería ser mi decisión.
Se hundió de hombros. –Solamente es un consejo.
-Está bien. Nos quedamos en silencio. -Soy Emma por cierto. Dije luego.
Él extendió su mano para estrecharla con la mía. –Matt, ¿serías capas de olvidar mis comentarios de hace unos minutos y empezar de nuevo?
-Ya sé cómo te llamas- Espeté señalando la insignia en su pecho.
-Ah sí, claro. Su mano seguía ahí.
-Un gusto en conocerte Matt-Añadí respondiendo a su gesto.
Él me sonrió, fue entonces cuando la puerta del ascensor se abrió. Allí estaba Liam cuya cara cambio cuando nos vio llegar.
-Este no es tu puesto de trabajo, ¿qué haces con ella?-Dirigió una mirada de furia a Matt.
Este quiso hablar pero no lo dejó. –Sabes qué no importa, no necesito tus explicaciones-Se apresuró a tomarme de la mano y arrastrarme fuera del elevador. –Solamente aléjate de ella.
-¡Liam! Me quejé. –Matt me estaba ayudando, de no ser por él todavía estaría en el auto posiblemente con un ataque de pánico.
Sus mejillas ardieron. –No trates de defenderlo Emma-Me regañó con tono severo.
Mi corazón dio un vuelco. –No me hables con ese tono.
-Te dije que no son lo que parecen-Comentó el acusado.
-Cállate Matt-Le grité.
-¿Qué te dijo?-Inquirió
Baje la vista para evitar su mirada. –Nada.
Se giró para verme mejor. –Emma, por favor, decime que te dijo.
-¡Nada Liam, nada!
El chico del ascensor río. -¿Qué pasa Liam? ¿Tenés miedo de que le cuente sobre la bailarina?
-No tenés ni idea de lo que estás hablando.
-¿Qué bailarina?-Ahora era yo lo que lucía sorprendida.
-Nadie-Su cuerpo estaba tenso, pude notar que  estaba haciendo un esfuerzo sobre humano para no golpear al recepcionista.
-Liam, ¿de qué bailarina está hablando?-Repetí con un hilo de voz.
Él suspiró. –Puedo explicarte todo-Empezó a decir pero no lo dejé continuar, pude sentir un par de lágrimas cayendo por mi mejilla. Las piernas me temblaron y caí al suelo.
Ambos corrieron a socorrerme pero Liam retuvo a Matt.
-Ya hiciste suficiente.
-¿Ahora es mi culpa?
Quise detenerlos porque sinceramente no estaba en condiciones de soportar otra discusión, ya tenía suficiente con mis propios sentimientos como para andar manejando los de ellos.
Al parecer el chico uniformado se dio cuenta. –Voy a estar abajo por si me necesitas-Las puertas del ascensor se cerraron antes de que alguien pudiera contestar.
Me quedé ahí sentada unos minutos, odiaba dejar que él me viera así, tan patética, tan ilusa, ¿cómo podía ser tan estúpida?, todo era demasiado perfecto, como sacado de una película, imposible. Habían estado jugando conmigo.
Pude sentir su mano en mi espalda. –Por favor déjame que te explique.
No contesté, en parte porque no podía y en parte porque no quería.
Se sentó junto a mí. -¿Vas a creerle a él? Apenas lo conociste.
-Perdón, porque a vos te conozco de hace tanto. Le reproché con una voz gangosa pero sin levantar la vista.
Estiro sus manos para tomar las mías.
-No me toques-Le dije alejándolas.
Pude ver una mueca de dolor aparecer en su rostro. –Por favor Emm, no me hagas esto.
Con cuidado me apoyé contra la pared y me concentré en mi respiración. Era obvio que no podía irme, el edificio estaba rodeado de fans, que si me veían con la cara roja y toda hinchada harían preguntas, las cuales no sabía, ni quería responder, además, no sabía cómo volver a casa. Me maldije a mi misma por ser tan inútil. Todavía quedaba Matt, pero no quería que me viera así, tampoco sabía que tanto podía confiar en él.
Como si estuviera leyendo mis pensamientos Liam dijo. –No tenés a donde ir.
Otra vez me llamé al silencio.
Se mofó. -¿Ahora ni siquiera me vas a hablar?
Nos quedamos ahí sin decir una palabra por un rato largo, tuve que esforzarme para no quedarme dormida en cierto momento. Esperaba que se cansara de mi indiferencia, que se levantara se fuera y me dejara sola hasta que fuera capaz de llamar un taxi e irme. Sólo rogaba que ninguno de los chicos llegara. Por fin se levantó y comenzó a alejarse, sin siquiera mirarme.
A pesar de lo enojada que estaba con él no pude evitar sentirme peor ante su gesto, cada vez estaba más segura de que no le importaba.
Pasaron unos minutos hasta que volví a sentir pasos en el pasillo. No quise alzar la cabeza por miedo a que me vieran. Tal vez si contraía todos mis músculos contra la pared  pasaría desapercibida, sin embargo, fue mi estómago el que me delató, un delicioso aroma a salsa inundó el lugar.
El olor era cada vez más intenso hasta que sentí un débil ‘clap’ en el piso junto a mis pies. Con cuidado miré. Frente a mi había un mantel de camping, sobre este, dos platos de fideos con salsa, dos copas de cristal y una vela. Liam estaba sentado en el otro extremo de la improvisada mesa tratando de encenderla.
Al ver mi rostro un atisbo de alegría se asomó en su cara.
-Esto sí es jugar sucio-Pensé
-¿No tenés hambre?
Lo fulminé con la mirada.
Tomó un tenedor y comenzó a engullir los fideos. Masticó con tranquilidad, saboreando cada bocado, luego tomó la servilleta y se limpió. –No es por presumir, pero soy un excelente cocinero.
Se me hacía agua la boca. Pero mi orgullo era más fuerte.
Podría jurar que jamás vi a una persona comer tan lento, obviamente era apropósito. Todos sus movimientos eran extremadamente exagerados. Sólo cuando vacío todo su plato volvió a hablarme.
-¿Estás segura de que no lo querés?-Inquirió señalando el plato.
Mi estómago volvió a rugir quitándome toda la firmeza que hasta ese momento había tenido.
-¿Estás segura? Mira que se enfría.
Giré la cabeza para evitar su sonrisa, estaba haciendo que cada vez fuera más difícil estar enojada con él.
Con cuidado agarró el plato que estaba frente a mí, estaba a punto de clavarle su tenedor cuando lo detuve.
-Está bien, está bien, si quiero-Prácticamente le rogué
Algo avergonzada por lo desesperada que había sonado tomé el tenedor y comencé a comer las pastas. Estaban algo frías, lo que se podría decir era mi culpa, pero sabían muy bien. De todas formas no dije nada.
Continué comiendo pero podía sentir su mirada, lo que me ponía extremadamente incómoda.
-¿Podes dejar de mirarme?-Me quejé
Liam estalló en una carcajada.
Pude sentir como me ruborizaba.
-¿Qué?
Seguía riendo.
-¿De qué te reís Liam? ¿Qué tengo de gracioso?-Volvía a sentirme angustiada.
Notando el malestar en mi voz logró contener su risa. –Te manchaste la mejilla-Dijo señalándome.
-Oh, es eso-Respondí tratando de quitarle importancia. Me limpié con una de las servilletas.
-¿Ya está?
Otra vez rió. –Más arriba.
Carraspeé. -¿Ahora?
-Un poquito más a la izquierda.
Parecía que lo estaba haciendo apropósito. -¿Listo?
Negó con la cabeza.
-Me estás mintiendo-Lo acusé.
-¡Te juro que no!-Se defendió.
-¿Haber entonces dónde está la mancha?-Bruscamente le extendí la servilleta.
Él la tomo y se acercó. Inmediatamente comprendí que eso había sido una idea estúpida. Su proximidad siempre me alteraba, incluso cuando estaba enojada con él. La sensación de su respiración contra mi piel hacía que mi cuerpo dejara de responder a mis órdenes. Otra vez mi corazón latía de forma incontenible.
Con delicadeza limpio mi mejilla. Estaba esperando que se apartara luego de eso pero no lo hizo, yo tampoco lo alejé.
-Ya está-Añadió y luego volvió a su lugar.
Apoyó los codos sobre sus rodillas.
-¿Todavía tenés hambre? Hay más en mi departamento puedo ir a buscar, aunque tengo que recalentarlo.
-Está bien Liam.
Sus ojos se clavaron en mí, expectantes. Tal vez de verdad soy estúpida, en momentos como estos me convenzo a mi misma de eso, por su sonrisa embobante soy capaz de hacer cualquier cosa.
-¿Y bien?, ¿vas a contarme lo de la bailarina o no?-Intenté sonar indiferente.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario