Comencé a
reír – Sí, claro, ahora, en serio, ¿qué paso?- Dije tratando de convencerme a
mí misma de solo estaba jugando conmigo.
-Ya te
conté lo que paso, no me hagas repetirlo- Harry se apoyó en el respaldar de la
silla nervioso- Es tu decisión creerme o no.
Examine su
mirada tratando de descubrir algún indicio de falsedad, algo que pueda
indicarme que estaba mintiendo pero su expresión de preocupación, ansiedad y
sobretodo miedo era totalmente sincera.
Era verdad.
Comencé a
acalorarme. Esto estaba mal, muy mal.
-Kirsten
¿Estas bien?- Exclamo preocupado mi acompañante.
-Creo que
va a ser mejor que me vaya.
-Te voy a
llevar a casa de Amy, estas pálida- Sentencio.
-¡No!-Respondí
con rapidez-No es necesario.
Harry
suspiró-No hace falta que te pongas así, no fue la gran cosa.
Fruncí el
ceño en un acto reflejo, ¿Qué mi beso no había sido la gran cosa?, ¿quién se
creía que era para decirme eso?
-Sólo tengo
dolor de cabeza Harry, no tiene nada que ver con vos-Dije a la defensiva.
Puso los
ojos en blanco-Claro.
Lo fulminé
con la mirada- ¿por qué debería afectarme? No es mi culpa que te hayas
aprovechado de mí.
-Wow, Wow,
¿yo aprovecharme de vos?, créeme que fue de mutuo acuerdo.
-¡Sabías
perfectamente que no estaba pensando con claridad!-Grité y volvimos a atraer
las miradas de los comensales.
Harry
parecía ofendido.-Me besaste porque quisiste, no intentes negarlo ahora.
Me crucé de
brazos-¡Mentira!-
-¡Sh!-Volvió
a callarme-¿Es que siempre sos tan gritona?
Suspiré
frustrada-Como sea, lo que paso anoche no tiene importancia.
Me miró
algo dolido-¿Entonces por qué de repente te incomoda mi presencia?
-Ya
quisieras-Revoleé los ojos-Ni que fueras el primer chico al que besé.
-Probalo-Me
retó mirándome fijamente a los ojos. Con
la emoción de la discusión me había notado lo cerca que estábamos uno del otro,
podía sentir su respiración sobre mí.
Tragué
saliva-Bien, ¿qué estás esperando? –Inquirí con brusquedad-Amy debe estar
preocupada por mí.
Harry se
encaminó a la puerta del restaurante y le dejó abierta para mí-Las damas
primero.
Le dedique
una sonrisa sarcástica pasé junto a él con la cabeza en alto.
Permanecí
en silencio durante todo el camino y Harry tampoco aporto mucho. Después de un
viaje que se volvió interminable llegamos a casa de Amy.
Baje del
auto y cerré la puerta con brusquedad, si era como todos los chicos que conocía
odiaría que maltratara a su precioso Audi R8.
-Lo
siento-Dije con una sonrisa falsa mientras pasaba frente a su ventana-Gracias
por traerme.
Él rechinó
los dientes-No hay problema-Me giñó el ojo.
-Ay por
Dios que hermosos ojos tiene- Sacudí la cabeza, ¡este no era momento para
distraerse!
-Nos vemos
Kirsten-Dijo y luego puso el auto en marcha.
Di media
vuelta a penas terminó de habla y con rabia me encaminé al apartamento de Amy.
-¡Cómo me
frustraba ese chico!-
Al entrar a
la casa de mi amiga di un gran portazo. -¿Quién se pensaba que era?, ¿yo querer
besarlo a él?, ni en un millón de años.
Amy, Lucy y
Emma me miraron con preocupación.
-¿Kirsten
estás bien?-Inquirió la última.
Me dejé
caer en el sillón junto a Amy y Lucy.
Tomé uno de los almohadones, lo apoyé sobre mi cara y suprimí un grito.
-Kirsten,
¡para!-Amy me obligó a mirarla a los ojos.- ¿Qué paso?
-Harry me
exaspera-Me quejé.
Lucy tocó
mi hombro-¿Por qué?, ¿qué dijo?
-Dijo que
mi beso ‘no había sido la gran cosa’, ¿cómo se atreve?
Emma, que
estaba dando un trago a su vaso de jugo se atragantó-¡¿Qué cosa?!
Amy se
acercó a Emma y comenzó a darle palmaditas en la espalda. Mientras Lucy
manifestaba las preguntas de todas.
-¡¿Besaste
a Harry?!
-¡Yo no lo
besé!-Me defendí-Él me beso a mí y se está aprovechando de mi falta de memoria
para culparme por eso.
Las tres
chicas abrieron las ojos como platos- ¡¿Qué?!-Gritaron al unísono.
-Ay, no es
la gran cosa- Intenté quitarle importancia-Ni siquiera creo que sea verdad
La chica de
rizos termino de ayudar a su amiga y se acercó a mi-¿Cómo paso exactamente?
-¡¿Cómo es
que nos lo perdimos?!-Insistió Lucy.
Amy se
estiró para tomar un vaso con jugo de la mesa-¿Qué fue lo que dijo?
Tome aire dispuesta
a contarles la historia y luego comencé a relatarla.
Me ahorre
algunos detalles de la pelea que tuvimos antes de que Harry decidiera decirme
la verdad y me fui directamente a la parte importante. Cuando finalice mi
relato todas se quedaron mudas y me miraron con la boca abierta de par en par.
-¿Estás
completamente segura de que no querías besarlo?-Inquirió Emma cuando asimiló la
información.
-¡por
supuesto que no Emma!-Respondí ofendida.
Lucy saltó
a defender a su amiga- Estabas algo ida Kirsten y Hazza es bastante atractivo,
no me parece una idea tan loca.
-Él ya te
había echado el ojo desde el aeropuerto y cuando a Harry le gusta alguna chica
esta difícilmente logra escapar de sus encantos- Aporto Amy haciendo comillas
con las manos cuando pronunciaba ‘encantos’.
-Tal vez
para el resto de las chicas sea así, pero yo no le veo la gran cosa.
-¿Ni
siquiera sus hoyuelos?-Insistió Lucy.-Son tan tiernos
-No-
Conteste con menos convicción de la esperada.
-¿Ni sus
ojos verdes?-Emma se unió a su amiga.
-No…-Cada
vez era más difícil sostener mi postura.
-¿Y qué hay
de los rulos?-Amy se señaló su cabellera-No conozco una chica en todo Londres
que no muera por uno de sus rulos.
Continuaron
así nombrando los ‘encantos’ de Harry, estaban torturándome, prácticamente no
podían contener su risa.
-Está bien,
está bien, puede que si sea algo atractivo-Admití al fin.
-¡Aja!—Gritó
la colorada victoriosa.
-Pero eso
no le da derecho a ser tan engreído-Apoyé la cabeza en el espaldar del
sillón-Que mi beso no fue la gran cosa, Pff-Concluí refunfuñando.
Las demás
rieron.
-Creo que
el problema acá es tu ego-Comentó Amy por lo bajo.
-¿De qué
estás hablando?-Inquirí.
-Digo que
te gusta Harry pero no querés admitirlo porque sos orgullosa.
Emma y Lucy
convinieron con la chica de rizos. Yo sólo me limité a mirarlas con cara de
pocos amigos.
….
A la mañana
siguiente me levante muy temprano, debía estar en la academia a las 7 am. Luego
de que Emma y Lucy se fueran anoche Amy y yo decidimos ir a dormir temprano,
por mi gran día.
Tome un
baño rápido, termine de organizar mi
valija, antes de lo esperado estaba tomando un taxi hacia The Royal Ballet.
La entrada
estaba abarrotada de jóvenes que entraban y salían de las instalaciones.
Esquivando a todos y arrastrando mi pesado equipaje llegue hacia la puerta
principal y me detuve frente a ella. Tome aire, este paso era muy importante
para mí, a partir de ahora comenzaría un nuevo desafío y estaba lista para
enfrentarlo. Empuje la gran puerta para abrirla y pise por primera vez el piso
del que sería mi nuevo hogar a partir de ahora.
A pesar de
que el exterior del edifico parecía bastante antiguo, algo común en Londres, el
interior era muy moderno.
En el hall
me encontré con un grupo de jóvenes bailarinas, todas vestidas con sus calzas,
mayas y pulcramente peinadas. Tan pronto como entré pude sentir sus miradas
sobre mí. Alcé la cabeza y las dejé admirar mi atuendo. Agradecí haberme puesto
mis nuevos zapatos Oscar de la Renta y mi vestido blanco de Prada.
Definitivamente me daba un aire de
seriedad.
Una mujer
de unos 30 años se encontraba sentada frente a un escritorio lleno de papeles.
Me dirigí hacia ella.
-Buenos
días soy Kirsten Hoppe- Me presente.
-Hola
querida, ¿Programa de adaptación?-
Sonrió mostrando una hilera de dientes blancos que impactaban.
-Exactamente-
Confirme
Pude notar
que el grupo de espectadoras me miraba
con intriga, si tan sólo se molestaran en disimularlo.
Presionó un
par de teclas en la computadora- Muy bien, Kirsten Hoppe, Alemana, tenés una beca
¿correcto?
Asentí con
alegría, esto era muy emocionante.
-Tu
habitación es la 240, tercer piso- Me entrego una llave que saco de uno de los
cajones del escritorio- Carrie será tu guía durante tu primera semana, por favor toma asiento, ah y bienvenida al
Royal Ballet.
Le dedique
una sonrisa de agradecimiento para luego obedecer a sus órdenes. Me senté en
una de las sillas que se encontraban junto a la pared derecha.
Paulatinamente
las bailarinas volvieron a su conversación olvidándose completamente de mi
presencia. Ya estaba comenzando a cansarme de sus risitas histéricas cuando
Carrie llegó.
La chica
parecía un par de años mayor que yo, tal vez dos. Tenía cabello rubio ceniza,
rizado y unos ojos color miel. No llevaba mayas como las demás, sólo una calza
y un buzo al cuerpo, además dejaba sus rebeldes rizos al aire.
Me mordí el
labio… rizos, como los de Harry.
Muy
amablemente se presentó, su nombre completo era Carrie Flones, tenía 18 años,
era la encargada del comité de bienvenida y me ayudaría con mi orientación.
-Habitación
240- Anuncio cuando llegamos hasta lo que sería mi nuevo cuarto- Espero que te
sientas cómoda.
-Gracias-
Esboce sonrisa amistosa.
Con
entusiasmo abrí la puerta de mi nueva habitación. Dentro todo tenía una
tonalidad clara con las paredes y muebles de tonos pasteles, era hermoso. Fotos
de jóvenes bailando llenaban el cuarto, era el espacio perfecto para cualquier
bailarina. Había dos camas así que imagine que pronto tendría una compañera
pero por el momento no había alguna señal de que la habitación este habitada
por alguien más.
Carrie me
indico el camino para llegar a mi primera clase y luego se marchó dejándome
sola para organizar mis cosas. Respire el aire de la danza y comencé a
desempacar lo mas rápido posible ya que las clases empezaban en unas horas.
….
-Me alegro
que todo este saliendo bien hija- Decía mamá, comenzaba a lamentar a ver
decidido llamarla. Estaba en Harrods haciendo lo que me gustaba llamar ‘terapia
de compras’. Luego del ajetreo del pasado fin de semana y de todas las
emociones en la academia de verdad necesitaba relajarme. Decidí usar la tarjeta
de crédito que papá me había dado para usar en
caso de ‘emergencia’, claramente esta lo era. Algunas personas lidian
con sus problemas comiendo, otras van a yoga, otras al psicólogo, yo sostengo
que no hay nada que un par de zapatos de diseñador no pueda curar. Mi primer
día de clases fue agotador, Frau Troffea no exageraba cuando decía que eran muy
exigentes
-Tengo que
dejarte la sección zapatos me está esperando- Mire con anhelo la vidriera donde
se exponían todos los zapatos.
-Está bien
te dejo, no exageres demasiado con los gastos. Ich liebe dich kínder.
-Ich liebe dich auch, mándale saludos a
papá y a los chicos- Colgué el teléfono y me concentre en mi objetivo.
La tienda
estaba atestada de mujeres totalmente locas por los distintos modelos de
zapatos. Di una vuelta por el local mirando con atención cada uno pero ninguno
me convencía. Estaba por darme por vencida cuando los vi. Allí descansando sobre
una mesita blanca, sobresaliendo de los demás se encontraban un par de zapatos
negro sin tacón, innovadores, seguramente de la nueva temporada, no había visto
a nadie con unos como estos y eso los volvía más atrayentes.
-Tienen que
ser míos- Me dije.
Con
decisión me encamine a ellos pero cuando me dispuse a tomarlos otras manos se
interpusieron en mi camino impidiéndome llegar a ellos. Clave
una mirada asesina a la chica de cabellos oscuros como la noche. Ambas
permanecimos observándonos desafiantes por un tiempo que me pareció una
eternidad.
-Discúlpenme
señoritas pero necesito esos zapatos- Un empleado nos distrajo de nuestro
intercambio de miradas amenazantes.
-¿Esos?-
Pregunte señalando al par de zapatos negros.
-Claro-
Respondió y luego esbozo una sonrisa.
-¿Y para
que los necesita?- Se apresuró a preguntar la morocha que se encontraba a mi
lado.
-Ah, la
señorita que se encuentra allí- Señalo a una mujer junto a la caja que llevaba
un vestido muy elegante, debía tener mucho dinero- Pidió que se los llevemos.
-¡Oh!-
Dijimos al mismo tiempo.
-Bueno
chicas, tengo que llevar esto rápido- Volvió a sonreírnos y luego dio media
vuelta hacia la caja con el par de zapatos en sus manos.
-Sólo
espero que no sufran el mismo destinos que esas botas-Comentó la chica por lo
bajo.- ¿Qué estaba pensando cuando las combinó con ese vestido?
Suprimí una
risa.-Si es que a eso se le puede decir ‘combinar’.
Ella me
miró y ambas reímos.
Suspiré-Supongo
que es para mejor…
-¿A qué te
referís?-Inquirió.
-De vedad
me gustaban esos zapatos y parece que a vos también, hubiera sido una fea
pelea.
-Cierto -La
extraña volvió a reír- Sólo espero que no estés pensando en comprarte ese bolso
Gucci rojo también, porque ya empezas a agradarme.
-¿Leíste mi
mente o algo así?-
Ella me
miró preocupada.
-Sólo estoy
bromeando, pero definitivamente tenés buen gusto, así que también
comenzas a agradarme-Extendí
mi mano para estrechar la suya-Soy Kirsten por cierto.
La tomó y
me dedicó una sonrisa-Gemma, Gemma Styles.