29 dic 2012

Capítulo 15

Me miro nervioso pero no contesto.
-¡Podes decirme quien sos!- Exigí furiosa. Estaba a punto de contestarme cuando un trueno junto con un par de gotas lo interrumpió.
-Te lo voy a decir pero primero necesitamos ir a un lugar privado donde no nos puedan encontrar y nos proteja de la tormenta- Dijo a modo de respuesta mientras tomaba nuevamente mi mano y me empujaba hacia el edificio de Emma.
Trate de soltarme de su agarre pero me fue imposible, Javadd, Zayn o como se llame, tenía mucha fuerza.
Subimos por el ascensor y me pareció que nos dirigíamos hacia el piso de Emma pero no dije nada hasta que mi acompañante toco la puerta del departamento de mi prima.
-¿No me digas que se conocen?, ¿Algo más que me estés ocultando?- Lo interrogue mas enojada.
Cuando Emma abrió la puerta me di cuenta de que no lo esperaba porque quedo paralizada en su lugar por un largo rato.
-Emm ¿Estas bien? ¿Podemos pasar?- Pregunte. Mi prima miro al chico que estaba junto a mi extrañada, él solo se encogió de hombros, de verdad se encontraba muy nerviosa.
Emma nos permitió pasar y  cerró la puerta rápidamente. Fulmino con la mirada a Javadd que estaba totalmente pálido.
-Zayn ¿podes decirme que paso?- Lo interrogo mi prima.
-No, a mi es a la que tienen que contarle lo que paso ¿Desde cuándo se conocen?- Dije en un tono de voz demasiado alto.
Emma quiso empezar a hablar pero no pudo porque Zayn la interrumpió.
-Emma dejame contarle a mí, después de todo yo fui el que ocasionó todo esto.
 Ella solo asintió.
-Muy bien, voy a empezar por lo principal- Trago saliva- Mi nombre es Zayn Javadd Malik y soy integrante de una banda llamada One Direction…
-¡Vos callate! Lo interrumpí. –Emma, por favor explícame lo que está pasando.
Mi prima titubeo.
-Emma ¿de dónde lo conoces?
Bajo la mirada suspiró y luego hablo. –Otro chico de la banda, Liam, es mí…
-¿Es tu qué?
-Es mi novio.
Arquee las cejas, era demasiada información que procesar. -¡¿Y cuándo pensabas decirnos que estaba saliendo con un cantante?!
Quiso contestar pero no la dejé.
-¿Todo ese discurso de que era muy tímido era una mentira? Suspiré. –No puedo creer que nos ocultaras algo así, somos tus amigas.
-Quería estar segura primero,  no fue hasta después de mi cumpleaños.
-¿Cuándo desapareciste sin dejar rastro? ¿A dónde estuviste?
-Creo que deberías calmarte. Se entrometió Zayn
Lo fulminé con la mirada. – ¡No te metas!
-Amy… Empezó a decir ella, con un gesto de mi mano la callé.
-Deja. Di media vuelta. –No quiero saber ahora. Me apresuré hasta la puerta y la cerré de un portazo al salir.
Se podría decir que prácticamente corrí las cuadras que quedaban hasta mi casa. No quería hablar con nadie en ese momento. En realidad no era que Emma tuviera novio el problema, eso me alegraba de hecho, pero, nunca habíamos tenido secretos entre nosotras. Puedo entender que se lo ocultara a Lucy, pero yo, siempre le contaba todo.
Una gota de lluvia chocando contra mi rostro me sacó de mis pensamientos, ya me encontraba parada frente a la puerta de mi edificio, ya un poco más calmada entré. Tomé el ascensor y por fin llegué a mi departamento. Eran poco más de las 9, mamá me esperaba con la cena lista. Me senté en silencio.
-¿Cómo está Emma? Preguntó.
-Bien. Respondí con un hilo de voz.
-¿Todavía no llego  tu tía de su viaje de trabajo?
-Nop
-Oh, pobre se la pasa trabajando.
Asentí con la cabeza y luego tomé una gran porción de puré y me la mandé en la boca, al menos así no tendría que hablar por un rato largo.
El resto de la comida transcurrió en silencio. Cuando terminamos ayudé a mamá lavar los platos. Luego, tomando el libro que debería haberle entregado a mi prima, me dirigí a mi cuarto. Cansada me tiré en la cama. El teléfono no tardó en sonar. Sabiendo de quién era la llamada ni me moleste en mirar el identificador.
-Lucy. Dije.
-¿Y  bien? ¿Lograste algo?
Me mordí el labio. Estaba considerando seriamente la posibilidad de contarle todo lo que había averiguado, después de todo, ella también había sido engañada, pero a pesar de todo, creí que le correspondía a Emma tomar la decisión de a quién, cuándo y cómo contarle. No importa que tan enojada estuviera con ella, nunca haría cosas a su espalda. Además tampoco tenía demasiada información. –Nada.
-Oh. Estaba decepcionada. –No importa, ya la vamos a agarrar cuando esté despistada.
Fingí una risa. –Claro.
-Bien, creo que mejor me voy, tengo tarea de español esperándome.
-¿Tarea?
-Aunque no lo creas, empecé un curso de español la semana pasada, no soy tan burra después de todo ¿no?
Volví a reír pero esta vez fue sincera. –Yo nunca dije eso.
-Pero lo pensaste. Me acuso.
-Nos vemos Lucy.
Suspiró y finalmente cortó.
Aún tenía el móvil en la mano cuando me llegó un mensaje de texto.
Emma está preocupada, quiere saber si llegaste bien a casa. –J
Puse los ojos en blanco.  Al parecer Javaad-Zayn, se había tomado la molestia  de agendar mi número.
-Genial,  ahora no me va a dejar de acosar nunca. Pensé.
Dejé el móvil sobre la mesita de luz  y fue entonces cuando vi el libro. En mi defensa voy a decir que solamente empecé a leerlo porque estaba aburrida, además tal vez me ayudaría a entender por qué Emma se había empeñado en mantener el secreto, no es que me interesara la vida de él o algo por el estilo. Lo tomé y me dirigí al balcón aprovechando que ya había dejado de llover.
La mañana siguiente desperté con el ruido de mi celular vibrando contra la madera del mueble donde lo había dejado la otra noche.
Buenos días, ¿cómo durmió gruñón? J
Creo que no hace falta aclarar de quién era el mensaje. Contuve las ganas de responderle insultándolo porque me había despertado. Sólo por orgullo.
Me volví a dormir y desperté en mi horario habitual, seguí la misma rutina de todos los días y continúe leyendo en el balcón hasta que tuve que ir a trabajar.

Se podría decir que esto se repitió los siguientes tres días, mi vida no era de lo más emocionante como podrán notar. Y por si se lo preguntan, no, los mensajes no dejaron de llegar, al contrario, se multiplicaban, uno por la mañana, dos o tres por la tarde y uno en la noche. Ya empezaba a perder las esperanzas de que algún día me dejara en paz. El jueves llamé a Kirsten y me conto que estaba emocionada por una prueba de danza para una beca de una academia inglesa. Le desee buena suerte y me prometió que iba a llamarme cuando les den  los resultados. El viernes Kurt se ofreció a ayudarme, pero le dije que no hacía falta hacer un escándalo de eso, tarde o temprano se resignaría.  El Sábado Jake me regañó por a ver estado mandando mensajes durante la hora de trabajo, lo que me hizo querer golpear a Zayn. Por fin mi turno terminó, aunque yo había insistido en lo del trabajo siempre se sentía bien saber que la semana había terminado.
Caminé con más lentitud de la normal hasta casa. Era el día libre de mamá así que cuando llegué me la encontré terminando de limpiar la casa, bajo el ruido de la aspiradora me saludó. Sin quitarme los auriculares le devolví el saludo y me metí en mi habitación. Todavía no había vuelto a hablar con Emma. Con algo  de culpa sostuve el teléfono en mi mano, estaba a punto de marcar su número cuando me llegó un mensaje.
¿Me vas a contestar o me voy a ver obligado a tomar otras medidas?
La rabia volvió y me llevó a desistir de mi intención. Deje el aparato  donde estaba y me encamine hacia el baño para poder bañarme, necesitaba relajarme así que me tome todo el tiempo necesario en asearme, cuando por fin estuve lista con mi pijama puesto tome el libro y me puse a leer. Generalmente no era tan lenta leyendo. Pero en este caso me tomaba mi tiempo para asimilar la mayor cantidad de información posible. Después de todo no podía confiar en lo que Zayn me había dicho, y no le había dado a mi prima oportunidad para contarme nada.
Me sumergí en mi lectura hasta que mamá me llamo para que pusiera la mesa. Luego de cenar ella se fue a su cuarto a ver una película, ‘A Lot Like Love’, tuve que luchar para convencerla de que ya la había visto y no estaba interesada, creo que herí un poco sus sentimientos, pero de verdad no estaba de humor para ver películas de amor.
Me apresuré al balcón antes de que cambiara de opinión. Me senté en mi rincón de siempre sobre un almohadón que había dejado allí apropósito, pasar horas sentada en el frío piso puede ser muy incómodo. Crucé las piernas apoyando el libro sobre ellas y continué leyendo. Era una noche especialmente cálida para ser primavera y, como era de esperarse un sábado en la noche, todo estaba más ruidoso que de costumbre, pero mi Ipod no tenía batería así que tuve que soportarlo.
No estoy segura de cuánto tiempo había pasado, tal vez una hora, tal vez dos pero un ruido a metal me desconcentró. Algo asustada me asomé al a la punta del balcón.
-¿Me podrías ayudar?
Colgando entre la escalera de incendios que recorría el edificio y el balcón donde yo me encontraba estaba Zayn mirándome con cara de angustia.
Consideré la opción de dejarlo ahí, después de todo se lo merecía por ser tan molesto, pero al final me dio lástima y lo ayudé.
Estiré la mano y el la tomó, luego con fuerza tiré de él para ayudarlo a cruzar. No era una gran distancia pero la escalare era débil y cuando intentó saltar se había movido dejándolo atrapado en una posición bastante incómoda de la que no habría podido salir sin ayuda.
-Gracias. Dijo una vez que tocó tierra firme.
-¿Qué haces acá? Me apresuré a interrogarlo.
-Te dije que si no me contestabas o iba a tomar otras medidas y heme aquí- Se justificó con una media sonrisa en la cara. Debía admitir que me gustaban esas medias sonrisas y su cara de niño malo cuando me desafiaba.
-Ah era por eso, entonces, ¿te metes en mi balcón solo porque no te conteste un mensaje?- Lo mire seria- ¡¿Y cómo supiste que este era mi departamento?!- Ya me estaba desesperando.
-En realidad no fue un mensaje, fueron varios, en realidad muchos. Y por lo del departamento, tengo contactos- Una sonrisa se expandió por su rostro.
Suspire.
- Eh pero veo que no me podes sacar de tu cabeza- Volvió a decir señalando el libro que estaba leyendo.
-No es por eso- Dije ruborizada- Es solo que estoy aburrida y era lo único que tenía para hacer- Trate de justificarme.
Zayn comenzó a reír- Me parece que me extrañas- Dijo entre risas.
Iba a protestar cuando escucho a mamá llamándome desde la cocina.
-¡Hija todavía estás leyendo!-Decía pero no le conteste me había quedado helada en mi lugar enfrente de Zayn.
El sonido de unos pasos me hicieron reaccionar
- Rápido, escóndete mamá no puede verte- Dije mientras lo empujaba hacia mi habitación y lo obligaba a meterse debajo de la cama.
-Bueno, puedo solo- Dijo mientras se arrodillaba para meterse debajo de mi cama- ¿Qué problema hay con que tu mamá me vea?- Se quejó.
-Ah no claro, porque encontrarse a tu hija con un chico, que no entro por la puerta, es tan normal- Conteste, Zayn puso los ojos en blanco mientras terminaba de acomodarse en su escondite justo a tiempo para que mamá ingrese a mi cuarto.
-Amy, ¿estabas hablando sola?- Me miro extrañada.
-No, ¿Por qué?- Dije tratando de parecer tranquila.
-No porque me pareció…., no importa- Suspire aliviada.
-¿Qué estabas haciendo?- Me interrogo.
-Estaba armando mi cama- Dije mientras alisaba la frazada.
Sentí que una mano agarro mi pie y tuve que suprimir un grito. Como venganza le propine una patada.
-Ouch- Se quejó.
-¿Qué fue eso?- Dijo mamá asustada.
-Eh…. ¡fui yo!, es que me golpee- Mentí.
Me miro sospesándolo- La comida ya está lista, ¿venís?- Dijo al fin.
-Si ahora voy- Conteste. Mamá me dedico una sonrisa y salió del cuarto.
Suspire aliviada y ayude a Zayn a salir de su escondite.
-Tu mamá tiene una linda voz, aunque me hubiera gustado conocer a mi suegra personalmente- Dijo mientras se ponía en pie.
Ignore su comentario y seguir hablando- Ya la escuchaste tengo que ir a comer, será mejor que te vallas.
-Está bien, me voy a ir pero con una condición- Volvió a esbozar una media sonrisa- Mañana vas a venir a comer a mi departamento junto con Emma y Liam para que se reconcilien.
Medite un rato. La idea de darle el gusto yendo a comer a su casa no me gustaba pero de verdad quería arreglarme con mi prima porque ya no podía aguantar más estar peleada con ella y por otro lado quería conocer al chico que la hace tan feliz.
-Voy a ir- Conteste.
-¿Enserio?- Dijo mientras su cara se iluminaba.
-Sí, ahora tenés que irte antes de que mamá decida volver.
-Bueno, paso a buscarte mañana a las 9:30- Beso mi mejilla dejándome sorprendida y luego volvió al balcón para descender por las escaleras.
Me quedé allí congelada, al cabo de un rato suspiré- ¿Qué es lo que este chico me está haciendo?- Pensé.

23 dic 2012

Capítulo 14


-¿Zayn?-Disculpe pero se debe haber confundido- Conteste apenas pude.
-¿Quién habla? ¿Y porque tenés el teléfono de mi amigo?- Me interrogo.
-Yo no  tengo el teléfono de tu amigo vos debiste haberte confundido de numero, ahora si me disculpas tengo un libro que leer- Respondí secamente y corte.
Al finalizar la llamada mire extrañada mi teléfono y fue ahí cuando caí en la cuenta de que evidentemente ese no era mi móvil. De hecho era igual al mio pero con la diferencia de que estaba más sano, el mio  tenia múltiples ralladuras en la carcasa,  y que a modo de fondo de pantalla tenia una foto del chico que me choco en la librería y luego me había molestado en el trabajo junto con otros cuatro chicos mas.
Me quede allí con la boca abierta como por una hora sin poder creer lo que estaba pasando. Me estaba comenzando a desesperar, no sabia que iba hacer. Esto quería decir que tendría que volverlo a ver para devolverle su móvil.
 
Frustrada me tiré en la cama. Alcé en alto el celular y me lo quedé mirando, rogando que todo fuera una pesadilla. Cerré los ojos y los volví a abrir, pero seguía ahí. Suspiré e hice lo único que se me ocurrió. Con calma marqué mi número de celular y llamé, por suerte tenía crédito.
Escuché el tono de llamada.- ¿Ya me extrañas?
-Quiero mi teléfono devuelta- Intenté ignorar su comentario.
- Bueno, no hace falta que seas tan agresiva.
Suspiré. -¿Cuándo nos podemos ver?
-Hay un Café en el centro, Fleet River Bakery ¿te suena?
-Si, lo conozco, ¿a qué hora?-Quería terminar con eso lo antes posible.

-Déjame consultar mi agenda. Puse los ojos en blanco y esperé.
-¿A las 3 está bien?
Mentalmente repasé mis horarios, mamá se iba a trabajar alas 2:30 y mi turno en Starbucks empezaba a las 5. –Perfecto.
-Genial, es una cita.
-No es una…-Comencé a decir pero me interrumpió.
-Sh, no llegues tarde- Dijo y luego cortó dejándome con las palabras en la boca.
Tomé mi almohada, la coloqué en mi rostro y suprimí con ella un grito de rabia. ¡Cómo me exasperaba ese chico! Me quede en mi posición unos minutos hasta que logré calmarme. Con suerte mañana todo esto habría terminado.
Lentamente quité la almohada de mi rostro, giré la cabeza y me encontré con mi libro reposando tranquilamente sobre mi mesita de luz. Lo tomé y continué leyendo.
No se porque el tiempo pasa tan rápido a veces. No fue hasta que los ojos me empezaron a arder que alejé la vista. Me estiré y tomé mi, su móvil para mirar la hora, eran las 4am, por suerte mañana no había clases, estaba de vacaciones por Pascua hasta el 31 de Marzo. Tener el teléfono en mis manos me hizo pensar en él, lo que revivió el enojo en mí. Con torpeza lo solté y me acurruqué en la cama. A los pocos minutos ya estaba sumergida en un profundo sueño.
Desperté la mañana siguiente a eso de las11 del medio día. Mamá estaba a punto de volver del trabajo. Cual zombie me levanté de la cama limpiándome las lagañas con la mano y me metí en el baño. Tardé unos 20 minutos en lograr tener un estado presentable, cepillé mis dientes, me lavé la cara con agua fría y ni siquiera intenté hacer algo con mi cabello, ese montón de rulos eran indominables.
Cuando estaba armando mi cama pude sentir que la puerta de calle se abría y unos pasos se acercaban a mí.
-¿Cómo estás hija?
-Bien- Respondí mientras peleaba con mi cubre cama.
Mamá se acercó para ayudarme. -¿Hasta qué hora leíste anoche?
-Eh… no muy tarde, creo que eran las 2 o algo así- Mentí.
Puso los ojos en blanco. -¿Qué voy a hacer con vos?
Me encogí de hombros, ella solo río y luego desapareció en la cocina.
Me quedé a terminar de ordenar unas últimas cosas y luego me uní a ella.
Una vez que terminamos de comer y mamá terminó de lavar los platos se disculpó y se fue a dormir, al menos a intentar dormir antes de tener que volver a trabajar. Yo en su lugar me asomé al balcón de nuestro departamento dispuesta a terminar de leer mi libro.
El edificio en el que vivía estaba ubicado relativamente cerca del centro y a unas 4 o 5 cuadras de la casa de mi prima Emma. La terraza era definitivamente mi lugar favorito. Como estaba en un 6 piso tenía un paisaje hermoso de la cuidad, el ruido podía ser un tanto molesto a veces, pero no era nada que un par de auriculares no pudiera solucionar.  Otra vez me desconecté del mundo y no fue hasta que mamá me aviso que ya se iba que reaccioné. La salude con un gesto de mi mano desde el balcón. Ya debían ser las 2:30. Con calma conté las hojas que me faltaban para terminar mi libro, y decidí que contaba con tiempo suficiente. Lo que no fue algo muy inteligente puesto que cuando me di cuenta sólo me quedaban 15 minutos y aún llevaba mi pijama. Tan rápido como pude me  puse un par de Jeans oscuros, una remera un par de talles más grande que el mío de color blanco y mis habituales zapatillas Vans negras. Aún con los auriculares puestos recorrí las 9 cuadras que me separaban de nuestro punto de encuentro. No creí que estuviera afuera ya que el cielo estaba muy gris y parecía que en cualquier momento llovería.
Llegué unos 10 minutos más tarde, al principio no le di importancia pero cuando no logré distinguir su hopo entre la gente empecé a preocuparme. Hasta que vi que un chico me hacía señas en la mesa más alejada. Me acerqué algo incrédula. Llevaba un gorro de lana negro y anteojos Ray Ban que le cubrían casi todo el rostro, de no haberme avisado no lo hubiera reconocido. Me apresuré a sentarme cuando una mesera se acercó  con dos tazas de chocolate caliente.
-¿Chilli and cherry – Love potion? Dijo alzando una taza.
Mi acompañante se apresuró a señalarme y no pude evitar poner los ojos en blanco ante lo cursi de su elección.
-Entonces el Malted Milk es para vos ¿no?-Inquirió.
Asintió y le dedicó una sonrisa gentil a la que ella correspondió antes de dar media vuelta e irse, sin siquiera mirarme.
-Me tomé el atrevimiento de ordenar por vos- Se defendió antes de que yo lo atacara.
Ignorando su comentario saqué el teléfono del bolsillo y lo coloqué sobre la mesa.
Él negó con la cabeza mientras tomaba un sorbo de su chocolate. –No hasta que te tomes tu chocolate.
Carraspeé. –Hace calor.
-Parece que alguien no quiere recuperar su teléfono.
Luego de fulminarlo con la mirada tomé mi taza con las dos manos. Al acercarla a mi nariz pude oler su delicioso aroma. Cerré los ojos y me lo tragué todo de un solo sorbo, lo que no fue una muy buena idea porque estaba demasiado caliente y me quemo toda la boca.
Solté la taza y la dejé sobre la mesa, luego me lleve la mano sobre los labios para calmar el dolor.
Pude escuchar que intentaba suprimir una risa.
-¿Feliz?-Inquirí.
-Mm…. –Dudo
-Ash, ¿Vas a darme mi teléfono o no?
Suspiro mientras me lo entregaba. Me dispuse a irme pero Javadd hablo antes
-Ah casi me olvido, te llamo una tal Kirsten pero le dije que no estabas y que te llame mas tarde.
-¡Kirsten!, espero que no le hayas dicho nada raro- Lo fulmine con la mirada.
Negó con la cabeza mientras sonreía como si se acordara de algo.

-También te llamaron, un tal Niall, pero creo que era equivocado, porque querían hablar con Zayn.
Note que se revolvía nervioso en su silla.
-¿Pasa algo?-Ese chico era cada vez más raro.
-No nada- Me dedicó una sonrisa.
Puse los ojos en blanco- Muy bien, me voy- Di media vuelta y me fui del bar ignorando al chico que todavía estaba sentado en su mesa.
Había caminado ya unas cuadras cuando por fin comenzó a llover. Al principio no era más que una llovizna ligera, pero cada vez se volvía más intensa. Agradecí no llevar puesta mi uniforme de trabajo. Guardé mi Ipod en el bolsillo para evitar que se mojara y seguí mi camino, no estoy segura de cómo pero en cierto momento dejé de sentir las gotas caer contra mi cuerpo, mire a mi alrededor y noté que las gotas seguían cayendo, extrañada alcé la vista y me encontré con un paraguas sobre mi cabeza.
-¿Se puede saber que estás haciendo?
-No deberías haber salido sin paraguas- Javaad se paró junto a mí para cubrirse del agua.
Bufé. -¿Qué sos un acosador o algo así?
Rió.- ¿Me preocupo por vos y así me lo agradeces?
-Gracias, pero no gracias, no necesito que me cuiden- Di un paso para salir de abajo del resguardo del paraguas.
-Se te va arruinar el pelo- Me advirtió.
No pude evitar reír ante su comentario.
-¿Qué?-Inquirió ofendido.
Intenté calmarme per estaba muy tentada. –Nada.
Puso los ojos en blanco luego me  tomó de la mano. –Vamos.
-¿Qué hace? Me quejé pero él no hizo caso siguió caminando mientras me llevaba a la rastra.
-Soltame porque empiezo a gritar- Lo amenacé.
Otra vez me ignoró.
Tomé una gran bocanada de aire y me preparé para gritar con todas mis fuerzas, pero antes de poder emitir sonido colocó su mano sobre mi boca.
-Sh, no me importa lo que digas si caminas hasta tu casa te vas a enfermar- Estábamos parados frente a un Bentley Continental GT de color negro. Estiró la mano y abrió la puerta.-Ahora te voy a soltar y quiero que entres.
Lentamente fue quitando su mano de mi cara. Sospesé la opción de salir corriendo, pero temí que me persiguiera, después de todo siempre podía darle una dirección falsa y para ser sincera tenía muchas ganas de ver ese auto por dentro. Me subí, él cerró la puerta y se ubicó del lado del conductor.
Cuando ya no pude soportar más mi curiosidad pregunté. -¿Qué hiciste,robaste un banco?
Contuvo una risa. -¿Por dónde vivís?
Le indiqué el camino hasta el edificio en dónde vivía, creo que lo de la dirección falsa fue una idea tonta, ¿qué iba a hacer? ¿Quedarme parada fuera de una casa cualquiera esperando que se fuera?, nadie creería eso.
Condujo en silencio la mayor parte del trayecto. Yo tenía unas ganas locas de acurrucarme en contra del asiento, pero estaba toda mojada y temía arruinar el cobertor. El aire acondicionado estaba encendido por lo que empecé a sentir mucho frío. Por fin el coche se detuvo.
-¿Es acá? Preguntó señalando el edificio.
Asentí con la cabeza. –Ajá. Di media vuelta y abrí la puerta antes de bajarme añadí.-Gracias.
-Cuando quieras- Contestó con una amplia sonrisa en su rostro.
-Nunca más- Pensé luego cerré la puerta. La lluvia seguía siendo intensa así que tuve que correr los metros que me separaban de la puerta. Una vez dentro pude ver como se marchaba. Suspiré aliviada y me monté en el ascensor.
-Un Mocca Frapuccino- Gritó Kurt desde la caja.
Tardé unos minutos en reaccionar.
-Amy ¿está todo bien?
-Si, perdón, estaba ida- Le dediqué una sonrisa.
Él me la devolvió. Me di vuelta y comencé a accionar la máquina expendedora. Hoy habíamos vuelto a nuestros puestos normales, aún cuando Jake dijo que lo había hecho ‘bien’ el día anterior, yo insistí en que todavía no estaba lista. En realidad solamente quería mantenerme alejada de la interacción con los clientes. Estaba concentrada en mi tarea cuando oigo una voz detrás de mí.
-¿Me querés decir que problema tienen en tu familia con los teléfonos?
Vi a mi amiga Lucy de brazos cruzados del otro lado de la barra. La miré sin saber que responder.
-Te dejé un millón de mensajes. Primero Emma desaparece un día entero y no contesta mis llamadas, ¿ahora vos también me ignoras?
-Perdón, me quede sin batería- Mentí.
Puso los ojos en blanco.
-Amy, ¿tengo que recordarte que estás trabajando?-Nos interrumpió Jake.
Mi amiga le dirigió una mirada asesina. Metió la mano en el bolsillo sacó un billete y lo lanzó frente a Kurt. – Un Iced Shaken Tea Verde.
Mi compañero se apresuró a cobrarle pero ni siquiera atinó a preguntarle su nombre, calculo que fue por miedo a su reacción.
-Ahora soy clienta y los empleados pueden hablar con los clientes. Desafió a mi supervisor.
Jake me miro a modo de desaprobación, luego recorrió el local, ya casi terminaba mi turno y aparte de la mujer que acaba de ordenar no había nadie más. Suspiró. –Tienen 5 minutos.
-Gracias Jake- Dije y luego me apresuré a sentarme con Lucy en una de las mesas más alejadas, no quería que escuchara nuestra conversación.
-Ya escuchaste, tenés 5 minutos.
-¿Qué sabes de Emma? Porque se negó a contarme lo que estuvo haciendo.
Suspiré. –Me pasó exactamente lo mismo.
-Esto no puedo seguir así- Comentó mientras jugueteaba con su colorada cabellera.
-Estaba pensando en pasar por su departamento después de trabajar, obligarla a hablar.
-Voy con vos- Exigió. –Tal vez entre las dos logramos sacarle algo.
Asentí con la cabeza.
Vi que quería  añadir algo más pero justo sonó su celular. Por lo que escuché era su mamá y al juzgar por las expresiones en su rostro algo andaba mal. Luego de discutir un rato bastante largo cortó.
-Ah, nunca tengas hermanos- Se quejó.
-¿Qué paso?
-Mamá tiene que salir y papá está ocupado en el estudio, tengo que ir a cuidar a Will- Suspiró. –Ya está grande, se puede cuidar solo.
-Tiene 9 años- La regañé.
-Yo a su edad me quedaba sola en casa.
-Si, claro- Respondí sarcástica.
-Como sea, vas a tener que ir sola.
Asentí con la cabeza.
Lucy sacó un libro de su bolso y me lo entregó. –Dale esto a Emma.
Lo tomé y leí su nombre ‘Dare to dream life as One Direction’. -¿Qué es esto?
-Es el libro de One Direction, no me digas que no te acordas de ellos.
Me la quedé mirando.
-¡Amy!
-Tengo mala memoria.
-Vimos su video la noche de tu bienvenida y a la mañana siguiente en McDonald’s, te mostré una foto.
Tardé a unos minutos en recordar. –Ah, sí, cierto.
Ella puso los ojos en blanco. –Sos increíble.
-No es para tanto. Intenté restarle importancia.
Observé mejor la tapa y pude ver que tenía la foto de cinco chicos, me la quedé mirando unos minutos, había algo que me resultaba tremendamente familiar pero no podía recordar qué.
-Amy- Oí a mi supervisor llamarme.
-Me tengo que ir- Dije y luego me paré.
-Si,  yo también, antes de que mamá enloquezca- Justo cuando dio media vuelta para marcharse Kurt se acercaba a nuestra mesa con su pedido en la mano.
Lucy se limitó a ignorarlo, pasó a su lado, cruzó la puerta y se marchó.
El chico rubio se me quedo mirando extrañado. Me acerqué a él riendo.
-¿Qué hago con esto ahora?
-Ya está pago, tomatelo si querés- Respondí.
-¿Segura?
Asentí con la cabeza.
Él se encogió de hombros. –Ya que insistís- Empezó a darle pequeños sorbos. -¿One Direction?-Inquirió señalando mis manos.
-No es mío, yo solamente soy el cartero.
Asintió con la cabeza mientras sorbía. –A mi hermanita le gustan, no son tu estilo, para nada.
-La verdad no me interesa- Respondí luego continué mi camino hacia la caja.
Por fin mi turno terminó. En el camino a la casa de mi prima le mandé un mensaje a mamá para avisarle que llegaría más tarde. Miré al cielo, aunque ya estaba más oscuro pude divisar nubes tormentosas sobre mí. Me apresuré para evitar mojarme, otra vez, además como no había llevado mochila tenía el libro en las manos y se iba a arruinar.
Cuando estaba abriendo la puerta del edificio donde vivía mi prima sentí una mano sobre la mía. Alcé la vista y mis ojos se negaban a creer lo que estaban viendo.
-Voy a empezar a creer que me seguís de verdad- Dije con tono serio.
Llevaba el mismo gorro que en la tarde aunque ya no tenía los lentes, asumí que era porque ya casi no había sol.
-Aunque molestarte es divertido, el que yo esté acá no tiene nada que ver con vos- Replicó.
Lo miré desconfiada. -¿Entonces qué  haces?
-Visito a una amiga.
-Ah- Fue todo lo que pude responder.
-¿Celosa?
Lo mire con cara de pocos amigos. –No empieces.
-¿Qué haces vos acá? Tu edificio está 5 cuadras más allá- Añadió señalando el Sur.
-No tengo que darte explicaciones- Espeté.
Estaba a punto de quejarse pero unos gritos provenientes de la esquina lo interrumpieron.
-¿No es ese el auto de Zayn?-Una chica rubia se acercó a donde nos encontrábamos. Otro grupo la siguió, todas juntas formaron un semicírculo rodeando el auto negro en el que Javaad me había llevado a casa.
-¿Será el de él?-Preguntó una chica cuyo cabello me recordó al de Lucy.
-¿Quién sabe? A lo mejor está por acá cerca- Insistió la rubia.
Todas asintieron con gritos de alegría.
Frente a mí pude sentir que mi acompañante tensaba su cuerpo. Me tomó de la mano, Iba a quejarme cuando me hizo un gesto con el dedo para indicarme que hiciera silencio. Sigilosamente me arrastró hasta una especie de pasillo que había entre el edificio donde vivía mi prima y otro. Nos quedamos allí hasta que las chicas se rindieron en su búsqueda.
Estaba oscuro por lo que no podía ver su rostro pero parecía nervioso. Por fin sentimos unos pasos y las voces se apagaron. Él dio un gran suspiro, como si hubiera estado conteniendo el aire todo ese tiempo.
-¿Se puede saber que fue todo eso? ¿Y quién es Zayn que todo el mundo lo nombra?
Mis preguntas lo tomaron totalmente desapercibido. Pude notar como volvía su nerviosismo.
-Yo…-Se quedó pensando. En ese momento un auto que pasaba por la calle con las luces encendida iluminó su cara. Otra vez ese sentimiento de familiaridad.  Ese peinado raro, los rasgos de su cara, podía escuchar ese nombre ‘Zayn’ dando vueltas en mi cabeza. Como odio tener tan mala memoria. Intentando organizar mis ideas clavé la vista en el libro. Fue ahí cuando lo vi, en uno de los extremos de la tapa, lucía algo más joven y le faltaba el mechón decolorado, pero por lo demás eran exactamente iguales.
Lo miré directamente a los ojos, al ver lo que tenía en mis manos su preocupación aumentó.
-¿De dónde sacaste eso?
No respondí. -¿Quién sos?

16 dic 2012

Segunda Parte: Capítulo 13


-¿Tenés una idea de lo preocupada que estaba?-El tono de mi voz se elevó por lo que recibí algunas miradas de las demás personas que se encontraban en la librería.
-Te juro que no fue mi intención, pero necesito que me cubras- Me rogó.
Suspiré. -¿Fue el chico misterioso princesa?
Dudó unos minutos. –Sé que te vas a reír cuando te lo cuente pero, él me hace feliz.
Suprimí una risa.
-Sos tan insensible a veces.
-Perdón, perdón- Intenté calmarme.
-¿Me vas a cubrir sí o no?
Puse los ojos en blanco.-Si, está bien, pero la próxima vez que decidas desaparecer por favor  tomate la molestia de avisar.
-¡Gracias, gracias, gracias!
Tuve que alejar mi oído del parlante del teléfono porque casi me deja sorda. –No te creas que te salvaste, cuando salga del trabajo voy a ir a  tu casa y me vas a contar todo.
-Te digo que no fue nada tan importante.
-Emma… Empecé a decir pero me interrumpió.
-Amy, necesito que confíes en mí.
Me mordí el labio. -¿No estarás metida en nada raro no?
Escuché la risa de mi prima al otro lado. –No, solamente estoy pasando los mejores momentos de mi vida en mucho tiempo.
Tal vez debería haberme negado o por lo menos insistir en que me contara más acerca de ese chico, ella no era de esa clase de personas que guardan secretos, pero era la primera vez en años que la veía tan feliz, desde la muerte de su padre siempre se podía divisar un atisbo de tristeza en sus  ojos.  Si él lograba cambiar eso no podía ser tan malo.-Sólo porque soy la mejor prima del mundo lo voy a dejar pasar, pero tarde o temprano me las vas a pagar.
-¡Sí, lo que quieras!
Comencé a caminar por las estanterías del lugar mientras con la vista revisaba los títulos de los libros. –Bien, ahora si me disculpas estoy comprando un libro nuevo.
-Oh, está bien, nos vemos después entonces.
-Nos vemos- Colgué y luego  continué revisando, ante de guardar mi celular me  fijé en la hora eran las 4:45, en el trabajo me esperaban a las 5pm, estaba a punto de darme por vencida cuando en un extremo, podría decirse oculto, divisé la tapa verde que buscaba. Rápidamente lo tomé y tuve que contener las ganas de ponerme a gritar de alegría. En su tapa se leía: ‘The Perks of Being a Wallflower’.
-¡Sí, al fin!-Suprimí un gritito.
Con toda mi emoción me dirigí la caja para pagar por él.
-Gracias por su…-No le dejé terminar la frase a la empleada porque prácticamente le arranqué la bolsa de la mano. Necesitaba apurarme si no quería llegar tarde. Estaba ya junto a la puerta cuando mi teléfono comenzó a sonar. Con una mano intentaba sacar el móvil del bolsillo de mi jean, al mismo tiempo peleaba con el cierre de mi mochila y como ya ni tenía más manos con la boca sostenía el libro. Estiré mi pie y empujé la puerta. Gracias a mi apuro y lo incómodo de mi posición no logré ver al chico que ingresaba al lugar  mientras yo salía.  Para cuando logré reaccionar mis cosas ya estaban desparramadas por todo el suelo, el cual estaba húmedo porque hasta hacía unos minutos había estado lloviendo.
-¿Por qué no te fijas por dónde vas?-Dije con cara de poco amigos.
-Vos sos la que no mira cuando camina-Replicó.
Lo fulminé con la mirada y luego me agaché a juntar mis cosas. Él hizo lo mismo,  pero para juntar sus cosas que también estaban desparramadas por toda la calle.
-¡No!-Grité al ver que mi nueva adquisición había caído justo sobre un charco de agua. Estiré la mano y sosteniéndolo en alto dije. -¡Era nuevo!
Él me miró. –Perdón, pero, es solamente un libro.
Puse los ojos en blanco. – ¿Solamente un libro? Contuve las ganas de golpearlo. –Como sea, no espero que lo entiendas.
-¿Qué cosa?-Inquirió mientras me tendía el móvil.
 –Nada- Con brusquedad lo tomé. Di media vuelta y continué mi camino todavía terminando de guardar mis pertenencias en la mochila- Idiota. Susurré cuando me encontré a una distancia en la que consideré él no podría oírme.
                                                                        …                
Serían las 5:15 cuando logré llegar al Starbucks donde trabajaba.  A medida que atravesaba la puerta rogué que mi supervisor no hubiera notado mi retraso. Ya me había costado mucho trabajo convencer a mamá de que era lo suficientemente responsable para trabajar, lo último que necesitaba era un problema en mi primera semana.
Con sigilo me coloqué detrás del mostrador.
-¿Retraso en tu tercer día? Eso no se ve nada bien- Dijo una voz en mi espalda.
Di media vuelta esperando encontrarme a Jake, mi supervisor, sin embargo me encontré con mi compañero de turno, Kurt.
-Pero vos no vas a decir nada ¿cierto?-Lo amenacé.
Él negó con la cabeza y al realizar el gesto su espesa cabellera rubia giro de un lado al otro. –Pero…
Puse los ojos en blanco.-Pero…
-Hoy te toca lavar la barra a vos- Contestó mientras me lanzaba un repasador que apestaba a productos de limpieza.
-El cloro me daña la piel de las manos.
-Oh, pobre, que difícil que es tu vida- Bromeé sarcástica.
-¿Querés que te cubra o no? Intentó mantenerse serio pero pude ver una media sonrisa fugaz en su cara
Suspiré. –Está bien.
-¿Cubrirla con qué?-Esta vez sí era Jake el que hablaba, se asomó por detrás de las máquinas expendedoras de café. Era sólo un par de años mayor que nosotros, de unos veintitantos, pero desde que lo habían ascendido a ‘supervisor’ se creía el jefe y nos hacía cumplir todas las reglas a raja tabla. Para ser sincera no me agradaba.
Abrí los ojos  como platos porque no tenía ni idea que contestar.
-Amy  quiere estar en la caja- Se apresuró a mentir mi compañero.
Jake dudo unos minutos. –No sé, ¿crees que vas a poder manejarlo?
-Oh, sí, creo que deberías darme una oportunidad- Intenté sonar convincente, en realidad no me agradaba nada la idea de tener que interactuar con los clientes, era malísima socializando.
Luego de meditarlo unos minutos contestó. –Bueno, vas a tener tu oportunidad, espero que sepas aprovecharla.
Forcé una sonrisa amistosa.-Gracias Jake.
El teléfono sonó por lo que se dio media vuelta y atendió antes de contestarme. En cuanto estuve segura de que no me veía le dediqué un silencioso ‘gracias’ a Kurt a lo que él me respondió con otro ‘de nada’.
No estoy segura de cuánto tiempo habrá pasado Jake al teléfono pero sé que a mí ya me estaría doliendo la oreja de tener el tubo tanto tiempo pegado. Evidentemente no era un simple pedido. Como sea, el local ya estaba abierto y la gente se amontonaba, con nuestro supervisor ocupado Kurt y yo nos pusimos a trabajar. Al parecer hoy estaría en la caja. El trabajo no era muy difícil, tenía que tomar el pedido de los clientes, cobrarles lo que correspondía y preguntarles su nombre para que luego los llamáramos cuando estuviera listo, además entre pedido y pedido debía ir a limpiar la barra con ese trapo asqueroso. Nada de otro mundo. No es por presumir pero creo que estaba haciendo un gran trabajo, incluso Jake llegó a darme unas palmaditas en el hombro que era su manera de decir ‘lo estás haciendo bien’. Por lo menos, así era hasta que cierta persona entró.
-Quiero un Café Frapuccino- Dijo sin siquiera mirarme.
–Sí, claro- Contesté entre dientes.
Creo que mi voz le pareció familiar porque alzó la vista de su Ipod para observarme. -¿Vos no sos…?

Lo interrumpí dedicándole una mala cara.- Son £6

Llevó su mano al bolsillo trasero de sus jeans gastados.- ¿Seguís enojada por lo del libro?
No contesté, en su lugar le dediqué una mirada frívola.
-Perdón si te ofendí antes- Añadió mientras me extendía un billete de £10.
Lo tomé con desánimo y presioné el botón que abría la caja, el sonido de esta al abrirse fue toda mi respuesta. Le di su vuelto y luego tomé una lapicera. -¿Nombre?
-Javadd.
Solté la lapicera. -¿Vos me estás tomando el pelo?
-Ah, hasta que te dignas a contestar- Parecía ofendido. –Y para tu información ese es mi verdadero nombre.
Hasta donde mi posición me lo permitía observé que vestía una remera blanca con la estampa ‘cool kids don’t dance’ y sobre esta una camisa roja a cuadrillé con negro. Llevaba el cabello peinado en un hopo y este estaba atravesado por un mechón rubio que resaltaba entre  el negro azabache del resto de su cabeza.
Suprimí una risa.- ¿Qué es árabe o algo así?
-Pakistaní- Respondió con tono condescendiente.
-Ah claro- Otra vez la risa. –Bien Javadd, ya te podes sentar, te avisamos cuando tu Frapuccino esté listo.
-Gracias Amy- Me guiñó el ojo y luego se sentó en la mesa más alejada del local, que no era demasiado grande.
Yo me quedé allí, parada, intentando descubrir cómo es que ese extraño sabía mi nombre.
Pasaron unos 15 o 20 minutos hasta que su pedido estuvo listo.  Normalmente se espera que los clientes vayan a buscar sus bebidas al mostrador pero como el lugar estaba casi vacío me tomé el atrevimiento de llevarlo hasta su mesa, no se iba a salvar de darme un par de explicaciones.
-¿Cómo sabes mi nombre?-Inquirí mientras colocaba bruscamente su Frapuccino sobre la mesa.
Alzó la vista de su Ipod para mirarme. -¿Qué?
-Mi nombre- Repetí. -¿Cómo lo sabes?
Lanzó una carcajada. -¿Tan desesperada estabas por venir a hablar conmigo?
Encorvé las cejas. -¿Eh?
-Lo dice ahí- Contestó señalando el pequeño cartelito que citaba ‘Amy’ en el extremo derecho de mi pecho.
Pude sentir el color rojo subir por mis mejillas, aunque no estaba segura si era de rabia o vergüenza. –Ah- Fue todo lo que pude decir.
-Ah- Se burló. –Admití que solamente es una excusa para hablarme.
Puse los ojos en blanco. –Nada que ver.
Rió.-Lo que digas.
Estaba a punto de contestarle cuando pude escuchar que Jake me llamaba en la caja.  Di media vuelta y comencé a caminar.
-Te voy a estar esperando- Dijo Javadd a mi espalda.
En ningún momento creí que lo decía enserio por lo que decidí ignorarlo y continuar con mis labores. Por el rabillo del ojo mire la hora las 6:30 mi turno terminaba a las 8:30 pm. Un cliente entró y ordenó un Vainilla Latte. 7pm, con sutileza dirigí la mirada hacia donde se encontraba, al parecer no era buena disimulando porque me dedicó una sonrisa, a lo que yo respondí con cara de pocos amigos. 7:30, el teléfono vuelve sonar Jake contesta y se sumerge en una conversación que anuncia ser tan larga como la primera. 8 Kurt se acerca a hablar conmigo.
-¿Quién es el de la mesa 5?
Me encogí de hombros. –Un loco que piensa que quiero hablar con él.
Mi compañero suprimió una risa. -¿Te está molestando?
-No,está bien- Intenté restarle importancia.
-Como quieras.
8:15 Jake, quien ya no hablaba por teléfono,  me manda a limpiar las mesas antes de terminar mi turno. Obviamente dejé la suya para lo último, comenzaba asustarme, y se podría decir que limpiaba con extrema lentitud. Finalmente no pude evitarlo más y me acerqué. Intenté parecer indiferente.
-¿Otra vez me vas a ignorar?-Estaba sentado con la cabeza entre sus manos.
Continué fregando la mesa.
-Bien- Suspiró.-Primero me buscas y después te haces la difícil ¿quién te entiende?
No pude soportarlo más y tuve que responder. – ¡Yo no te busqué!
-Si, claro- Comentó sarcástico.
Puse los ojos en blanco. –Me olvidé del cartel gigante con mi nombre ¿Okey?, nunca te busqué, ni siquiera te conozco y para serte sincera ya me caes mal.
-Ouch.
Tomé aire. –Ahora, ¿te podes ir?, de verdad me estás incomodando.
-¿Si digo que si,salís conmigo?
-¡No!
-¿Por favor?
Me acerqué para asegurarme de que entendiera mi respuesta. –NO.
-¿El rubio es tu novio?-Inquirió señalando a Kurt. –Porque quiero que sepas que no me parece para nada tu tipo.
Se me escapó una carcajada sarcástica. -¿Y vos sos mi tipo?
-Claro- Respondió orgulloso.
Suspiré.-Andante-  Sentencié luego di media vuelta y volví al mostrador.
-Me estás rompiendo el corazón- Bromeó pero no respondí.
-Que tarado- Susurré.
No sé si fue mi mal humor, o tal vez de verdad creyó que Kurt y yo estábamos saliendo, pero la cuestión es que por fin se levantó de su asiento y salió por la puerta no sin antes pasar por la caja y dedicarme un último guiño. En mi interior agradecí no tener que verlo más, ya empezaba a preocuparme. Volví a mirar el reloj, 8:25.
-Justo a tiempo- Pensé.
Los últimos 5 minutos se me hicieron eternos, no veía la hora de llegar a casa y empezar a leer mi libro nuevo. Por fin se hizo la hora y prácticamente salí corriendo cuando la chica del otro turno, Beth creo, llegó. Rápidamente me despedí y emprendí mi camino.
Llegué al edificio donde vivía unos 10 minutos más tarde. Mamá se asomó desde la cocina al oírme entrar. Mantuvimos la conversación  habitual, cómo estás, cómo estuvo tu día, decidí omitir la parte de mi acosador para no preocuparla. Luego de contarle una versión resumida de mi día y escuchar una que me pareció demasiado extensa del suyo me excusé y me fui a bañar.
Le dedique mucho tiempo al baño para poder relajarme. Finalmente, cuando decidí que ya estaba mejor, salí de la ducha y me puse mi pijama que consistía en una remera clásica blanca, un pantalón a cuadrille y unas pantuflas
Me acosté en la cama ansiosa por comenzar a leer mi nuevo libro. Al cabo de unos minutos estaba sumergida en la historia. Había llegado a una parte interesante cuando escucho sonar mi celular. Algo molesta por tener que interrumpir mi lectura me dispuse a atender el teléfono.
En la pantalla se podía divisar un nombre, Niall.
-¿Niall? ¿Quién es Niall?- Me dije- Esta debe ser Lucy con sus ocurrencias.
-Zayn, amigo  te necesitamos ¿Dónde estas?  Desapareciste toda la tarde- Dijo una voz masculina extraña cuando conteste.

8 dic 2012

Capítulo 12

-Esto está mal, muy mal- Dije mientras sentía  como el avión despegaba.
Todavía no podía creer que lo había dejado convencerme, podría haber salido corriendo hasta alcanzar un taxi y después volver a casa. Podría haberlo obligado a desistir, pero en su lugar sólo deje que me arrastrara en su loco plan. No entiendo cómo podía ser tan débil.
-¿Estás mareada?-Preguntó Liam que estaba sentado junto a mí.
Lo fulminé con la mirada. -¿De verdad pensas que las nauseas son lo que me preocupan?
-No es para tanto- Intentó restarle importancia.
-Liam, mi mamá se va de la cuidad por tres días y yo me escapo del país, ¡si es tan grave!
Él rió. –Que suerte que sólo te vas por un día entonces.
Puse los ojos en blanco. –Odio que siempre estés tan tranquilo.
-Y yo amo que vos estés siempre tan alterada- Me tomó la mano. –Ahora, nos quedan 2 hs de viaje ¿podemos no pelear más?
Suspiré, ya estaba en el avión de todos modos, al menos tenía que hacer que valiera la pena.
Al notar que yo no respondía dijo. –Voy a tomar eso como un sí.
Las dos horas pasaron bastante rápido, al principio conversamos, luego Liam comenzó a cabecear pero pude notar que luchaba para no quedarse dormido. No estoy segura de cuándo pero en cierto momento dejó de responder a mis preguntas y cuando voltee vi que sus ojos estaban cerrados y dormía profundamente, pensé en despertarlo, pero me dio algo de lástima. Por suerte había llevado mi Ipod nuevo, así que escuche música lo que restaba del viaje.
Finalmente aterrizamos, tuve que despertar a Liam para que se pusiera su cinturón. Luego de sacudirlo por unos cuantos minutos logré que se despertara, debía de estar muy cansado.
Fuera del aeropuerto nos esperaba otro chofer que arranco inmediatamente el auto luego de que subimos.
-¿Y ahora a donde vamos?- Lo interrogue.
-Al hotel- Contesto con tranquilidad.
-¿Qué hotel?- Mi tono de vos empezaba a elevarse.
-¿Dónde querés dormir si no?, el concierto no es hasta mañana- Dijo a modo de respuesta.
-¿Qué concierto?-  Ya estaba fuera de quicio.
-Ah eso es una sorpresa- Una sonrisa se expandió por su cara.
-Algún día me vas a volver loca- Conteste mientras me tiraba en el asiento tratado de pensar que solo era un sueño.
Llegamos al hotel y debo admitir que era gigante y sobre todo hermoso. Era de un estilo antiguo pero majestuoso. Cada venta tenia un toldito particular que lo hacia mas bello. En un cartel iluminado que se encontraba en la entrada pude leer Hotel Lancaster.
-¡Wow, es precioso!- Dije mientras miraba hacia arriba para poder contemplar mejor el edificio. Liam solo rio- Pero Liam este hotel debe ser carísimo no podemos quedarnos acá.
-Oh vamos Emma solo disfruta yo me encargo del resto- Dijo mientras me arrastraba hacia el interior sin dar lugar a discusión.
Por dentro era tan hermoso e inclusive mas que por fuera. Liam se dirigió hacia el recepcionista que vestía un traje negro muy elegante con unos guantes blancos a juego, de pronto me sentí totalmente descolocada con mi remera de nenita y mis jeans gastados por el uso.
Mi acompañante confirmo la reservación y enseguida el recepcionista llamo a un botones para que nos conduzca hacia nuestra habitación. Mientras caminábamos cruzamos un patio central rodeado de habitaciones y espere a que pare en alguna pero no lo hizo.
-¿No nos quedamos en estas habitaciones?- Pregunte a Liam en un susurro para que  nuestro acompañante no pueda oírnos.
-No, vamos a una más privada, noqueres que una fan que de casualidad se hospede acá nos descubra ¿o me equivoco?- Respondió también en susurros. Negué con la cabeza y continuamos nuestro camino.
-Muy bien, señor y señora Payne esta es su habitación- Dijo el botones señalando una puerta con el numero 505 en ella, debajo de esta se encontraba un mini florero con una flor en él- Esperó que disfruten su estadía en el Hotel Lancaster, si necesitan algo solo tienen que llamar.
Liam le agradeció mientras le entregaba una propina, luego entramos en la habitación que era inclusive más grande que mi departamento.
-¿A caso dijo señor y señora Payne?- Pregunte incrédula.
-Em… Si es que son demasiado educados- Contesto algo ruborizado y provoco que empezara a reír.
Seguía riendo cuando mi vista se congelo en el balcón. Rápidamente me acerque a él y pude contemplar con mayor claridad.
-Es la Torre Eiffel- Dije sorprendida- Siempre soñé con conocerla algún día, no puedo creer que la tenga tan cerca.
-Liam, que se encontraba a mi lado, tomo mi mano- Este es mi regalo de cumpleaños disfrútalo, Emma es todo para vos- Por su voz pude notar que estaba nervioso.
-Una lagrima cayo por mi mejilla, enseguida lo abrace tan fuerte que creo que si no fuera porque es mas grande que yo lo hubiera aplastado. Él me devolvió el abrazo. Después de estar un largo tiempo abrazados sin decir nada  nos separamos. Lentamente bese su mejilla.
-Gracia- Le susurre en su oído- Es  mucho mas de lo que me merezco, gracias- Volvimos a abrazarnos hasta que nuestros brazos se acalambraron.
-Bueno -dije secándome las lagrimas- No sé como voy a dormir porque no traje mi pijama.
Liam río- Yo pensé en todo, nada se me escapa- Dijo mientras sacaba de su bolso mi pijama- También te traje un cepillo de dientes y una muda de ropa para mañana, pero no pude traer tus pantuflas de jirafa porque ocupaban mucho lugar e ibas a sospechar- Siguió diciendo en tono burlón y me hizo reír.
Le saque el pijama de las manos y entre en el baño para cambiarme. Cuando salí Liam ya estaba acostado en su cama. Parecía muy cansado así que decidí no molestarlo y en silencio me acosté en mi cama- Gracias a Dios había tenido la decencia de pedir una habitación con dos camas individuales- Pensé y enseguida me quede dormida.
….
A la mañana siguiente despertamos demasiado tarde porque nos habíamos dormido a los 2 de la mañana, por lo que tuvimos desayunar en Starbucks ya que la hora del desayuno en nuestro hotel había terminado. Estaba sentada frente Liam vestida con el conjunto que él había elegido,  una short de jean, una remera blanca con la estampa de un conejo y mis zapatillas Nike.
-¿Qué tenés pensado hacer?- Pregunte mientras tomaba mi Cocoa Cappuccino.
-No sé, podemos ir a la Torre Eiffel y después al Museo del Louvre.
-Me gusta la idea pero, ¿estás seguro de que tu disfraz es creíble? Comenté señalando su habitual peluca rubia.
-Si, nadie se va a dar cuenta- Me dedico una sonrisa y le respondí con otra.
Luego de desayunar nos dirigimos primero al museo, Liam quiso tomar un taxi pero yo insistí en caminar, a pesar del calor que hacía ese día quería estar en contacto con la gente y el lugar, quién sabe si tendría oportunidad de volver.  Tan pronto como dejamos Starbucks Liam tomo mi mano. Al principio se sintió un tanto incómodo pero luego de un rato me acostumbré a la idea. Además, estaba demasiado concentrada en observar hasta el más mínimo detalle de todo lo que nos rodeaba, puedo asegurar que sonreí como una tonta todo el camino, la gente ya empezaba a mirarme como si estuviera loca.
En el museo tratamos de mantenernos alejados de la multitud de turistas, lo que significa que no teníamos visita guiada, por lo que nos perdimos un par de veces. Liam ya había estado allí en uno de sus viajes, pero no recordaba con claridad. Comenzamos por la zona de pintura occidental, que era inmensa, luego escultura y tuvimos la intención de seguir con el ala de  antigüedades orientales pero tomamos el pasillo equivocado y terminamos viendo arte del islam. Cuando llegó la  hora de volver a la salida ninguno de los dos tenía idea de cómo hacerlo.  Por lo que tuve que acercarme a un guardia, quien hablaba poco y nada inglés, y pedirle que me indique qué camino tomar. Casi media hora más tarde logramos salir del museo. A pesar de todo yo seguía sintiéndome optimista.
-Bien, ¿ya podemos ir a la Torre Eiffel?-Pregunté entusiasmada.
Liam suspiró. –Lo siento Emm, pero si no nos apresuramos vamos a llegar tarde.
-¿Tarde a dónde?
-Al concierto- Contestó sarcástico.
-Ah, cierto- Traté de no parecer demasiado desanimada. –Está bien.
Con delicadeza me tomó la mano. –Te prometo que después pasamos por la Torre ¿sí?
Me esforcé para devolverle una media sonrisa. –Okey.
Con un gesto de su mano hizo que un taxi se detuviera. Nos subimos y Liam me dictó al oído las palabras en francés que yo intenté repetir lo mejor que pude.
Anduvimos unos 20 minutos con dirección al oeste. Comenzaba a aburrirme cuando divisé en el horizonte una gran infraestructura. Le pregunté a Liam si era allí a dónde íbamos y me dijo que sí, que era el Parc des Princes, estadio de un equipo de fútbol francés llamado París St Germain. El conductor se detuvo un par de cuadras más adelante y me dijo algo en francés que yo no pude entender,  miré a Liam y al parecer sus conocimientos en francés tampoco eran demasiado bastos, pagamos al taxista y luego de decir ‘mercy’ nos bajamos. Anduvimos a pié las 5 cuadras que nos separaban del estadio y pude ver que había una gran cantidad de gente congregada en el lugar. No fue hasta que una chica pasó frente a mí con una remera que me di cuenta de quién iba a dar el concierto. Me detuve en seco y apreté con fuerza la mano de Liam.
-Por favor decime que es un concierto de Ed Sheeran.
Él sólo rió.
-¡Por Dios Liam!-Sin poder decir más me abalancé sobre él y lo abracé con tanta fuerza que creo casi lo asfixio.
-Me alegro de que te guste la idea- Dijo devolviéndome el abrazo.
-¿Gustarme?, ¡me encanta! Lo tomé de la mano y prácticamente lo arrastré hasta la entrada.
La fila era larguísima, pero no me importo, estaba demasiado feliz, demasiado emocionada. Para ser sincera estaba conteniendo las ganas de ponerme a gritar de la alegría. Liam por su parte parecía un tanto nervioso, creo que temía que alguien lo reconociera bajo si disfraz. Apreté su mano con fuerza para intentar tranquilizarlo. Él me sonrió.
Ingresamos al estadio y nos dirigimos a un sector que según lo que Liam me explicó estaba reservado para amigos y familiares de Ed, era como una especie de primera fila VIP. Nuevamente tuve que contener mis gritos. Lentamente nos abrimos paso entre la multitud hasta llegar a nuestro lugar justo a tiempo para cuando las luces se apagaron.
Fue ahí cuando no pude soportarlo más y me puse a chillar como si no hubiera mañana, ahora que lo analizo creo que casi dejo sordo a Liam. Cuando vi una cosa colorada salir al escenario mi corazón se paró y tuve que recordarme a mi misma que no lo estaba soñando. Tomó su guitarra y los primeros acordes de Grade 8 sonaron, no pude soportarlo más y me puse a llorar desconsoladamente, no de tristeza, si no de alegría. No podía creer lo que estaba pasando.
Cada tanto observaba a Liam para asegurarme de que no había salido corriendo al notar mi reacción. En su lugar el sólo sonreía. Cuando Ed estaba tocando Give Me Love tomó mi mano y mirándome a los ojos me canto parte del estribillo al oído, otra vez me puse a llorar, posiblemente ya tuviera toda la cara hinchada, lo abracé con fuerza y le besé la mejilla.
El show pasó demasiado rápido,  me hubiera gustado congelar el tiempo y quedarme así para siempre. The A Team fue la última canción, como era de suponerse, los últimos rasguidos de guitarra, luego el intérprete de despidió el publico enloqueció, Liam y yo gritábamos como locos hasta que las luces se encendieron. Todo había terminado.
Nos quedamos en nuestro sitio esperando a que el lugar se vaciara. Una vez que quedaron sólo unas 50 personas dentro del estadio Liam me tomó de la mano y nos dirigimos hacia la salida.
Salimos y comenzamos a dar la vuelta al estadio, ya había anochecido y la oscuridad nos ayudaba a pasar desapercibidos. Liam sacó dos tarjetas de su bolsillo y me entregó una. Pude notar que tenían atado un cordón para colgarla del cuello.
-¿Para qué es esto?-Inquirí.
-Lo vas a necesitar si querés ir tras bambalinas.
-¿Y por qué vamos a… No pude terminar la pregunta. -¿Es un chiste?
Liam sonreía. -¿Por qué iba a ser un chiste?, ¿pensaste que te iba a traer a ver su show y no te lo iba a presentar?
-¿Me estás diciendo que voy a conocer a Ed Sheeran?
Él asintió con un gesto de cabeza.
Empecé a saltar como una loca y sin querer corrí un poco de lugar su peluca. – ¡Gracias, gracias, gracias! Las lágrimas otra vez.
-¿Podes dejar de llorar?, me haces sentir culpable- Dijo mientras me limpiaba la cara.
-No deberías, son lágrimas de alegría Liam- Le dediqué una sonrisa. –Me haces feliz.
Se aproximó más a mí. Adoraba la forma en que me hacía sentir cuando estaba cerca de mí. El corazón acelerado, mi cabeza girando, la adrenalina corriendo por mis venas. Nadie más lograba ese efecto en mí.
-¡¿No es ese Liam Payne?! Escuché a una voz gritar al otro lado de la calle.
-No, está con una chica- Contestó otra.
-Por favor no, por favor no- Pensé.
-Si es él, ¿no será esa su novia misteriosa? Otra voz a la que le siguió un montón de gritos enloquecidos.
No logré reaccionar porque cuando me di cuenta Liam me tomó con fuerza la mano y empezamos a correr. Intenté mantener la vista fija en el suelo para no tropezar con nada y caer. Por suerte llevaba zapatillas cómodas. Llegó un punto en el que no pude aguantar la curiosidad  y gire mi rostro para ver si todavía nos seguían, si bien podía sentir sus gritos tal vez lo estaba imaginando todo. No eran muchas, unas diez o quince, pero nos estaban alcanzando. Aceleramos el paso, solté la mano de Liam para poder ir más rápido. Seguimos así unos minutos, estaba intentando ubicarme cuando sentí que alguien tiraba de mí, intenté resistirme pero fue en vano, terminé tirada en el suelo. Cerré los ojos y rogué que las fans no me mataran.
-¿Estás bien?
Alcé la vista. –Si, eso creo, ¿vos?
Liam asintió con un gesto de su cabeza mientras intentaba recobrar el aire.
Agotada apoyé mi cabeza contra su pecho y pude notar lo rápido que su corazón latía. El colocó su brazo alrededor mío. Nos quedamos así un rato, llenando de aire nuestros pulmones, ninguno de los dos podía hablar.  Me concentré en lo que me rodeaba para poder descifrar en dónde estábamos. Cuando mire hacia arriba me encontré con la copa de unos frondosos árboles, apoyé las manos en el piso y sentí pasto bajo ellas.
-¿Dónde estamos?
Liam se encogió de hombros. Dado que los árboles oscurecían nuestro lugar decidi  tomar el riesgo de asomarme sobre el arbusto que nos camuflaba. Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo.
-Cuando me dijiste que volveríamos a ver la Torre pensé que íbamos a tomar un taxi hasta acá- Bromeé sarcástica.
-¿De qué estás hablando?-Contestó mientras se asomaba él también. –Oh.
Frente a nosotros, en todo su esplendor y majestuosidad se alzaba la imponente Torre Eiffel.
 –Subamos- Sin esperar a que respondiera lo tomé de la mano empecé a arrastrarlo.
A llegar a la base de la Torre nos recibió un guardia de seguridad, al fin alguien que hablaba inglés. Educadamente nos dijo que debíamos apresurarnos porque el horario de apertura al público estaba a punto de terminar. Yo quería subir del modo convencional, pero dado que teníamos poco tiempo optamos por el ascensor. Liam pagó y emprendimos nuestro camino a la cima.
Nos subimos a un primer ascensor que nos llevo hasta la 2º planta, desde allí ya se podía ver toda la ciudad, sin decir una palabra nos detuvimos a observar el paisaje. Luego nos montamos en un segundo ascensor que nos llevó directamente hasta la cima. A medida que avanzamos mi entusiasmo aumentaba, el viaje se me estaba haciendo eterno. En cuanto se abrieron las puertas salí corriendo del ascensor. No paré hasta encontrarme con la baranda de seguridad. Me quede boquiabierta.
Ante mí con toda su belleza, París. Tomé una gran bocanada de aire para llenar mis pulmones con su brisa.
-Es hermosa.
-Vos sos hermosa- Dijo Liam que se encontraba junto a mí.
Puse los ojos en blanco. –Sos un tonto.
Él me abrazó por la cintura y me susurró al oído. –Un tonto que te ama.
No sé si la altura me estaba afectando, tal vez estaba algo maravillada por el paisaje o a lo mejor este viaje me había terminado de convencer, me había generado esa confianza que siempre tuve miedo de poner en él. Ahora estaba segura, todo lo que había vivido desde esa primera noche en que nos conocimos, cuando me salvó por primera vez, todo, era real.
-Yo también te amo- Contesté y luego bajé la mirada porque estaba muy avergonzada.
Con su mano alzó mi cara para obligarme a verlo a los ojos. Me sonrió y mi corazón se detuvo, entonces se acercó más a mí y me besó.
Me besó lentamente con delicadeza y me gusto, que digo, me encanto. Yo no tenía mucha experiencia en esto por lo que deje que él me ‘guiara’. Despacio fui colocando mis manos alrededor de su cuello y él las bajo hacia mi cintura atrayéndome mas cerca suyo. Cada minuto que pasaba mi pulso se aceleraba más y más.
Había perdido la noción del tiempo cuando escucho una voz que nos llamaba. Rápidamente me separe de Liam para poder ver quien era. El guardia de la Torre nos decía que debíamos bajar ya que era hora de cerrar. Avergonzada baje la cabeza y Liam me llevo de nuevo hacia el ascensor.
 Mientras descendíamos permanecimos en silencio. Tenía demasiada vergüenza para emitir palabra alguna. Cuando las puertas del segundo ascensor se abrieron me arme de valor y lo mire.
Liam sonreía- Creo que esta es la mejor noche de mi vida.
-También la mía- Dije mientras le devolvía la sonrisa.
Su sonrisa, que ya era demasiado grande se ensancho mas- Podes dejar de hacer eso- Lo regañe.
-¿Hacer que?- Pregunto extrañado.
Sonreír así- Señale su boca- Haces que me sea mas difícil controlarme,
Liam rio y se acercó a mi para volver a besarme y ya nada me importo porque haberme encontrado con él aquella noche en el cine fue lo mejor que me podría haber pasado.



FINAL PRIMERA PARTE
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No desesperen, la semana que viene va a haber otro capítulo pero, no les cuento más porque es sorpresa :D