23 dic 2012

Capítulo 14


-¿Zayn?-Disculpe pero se debe haber confundido- Conteste apenas pude.
-¿Quién habla? ¿Y porque tenés el teléfono de mi amigo?- Me interrogo.
-Yo no  tengo el teléfono de tu amigo vos debiste haberte confundido de numero, ahora si me disculpas tengo un libro que leer- Respondí secamente y corte.
Al finalizar la llamada mire extrañada mi teléfono y fue ahí cuando caí en la cuenta de que evidentemente ese no era mi móvil. De hecho era igual al mio pero con la diferencia de que estaba más sano, el mio  tenia múltiples ralladuras en la carcasa,  y que a modo de fondo de pantalla tenia una foto del chico que me choco en la librería y luego me había molestado en el trabajo junto con otros cuatro chicos mas.
Me quede allí con la boca abierta como por una hora sin poder creer lo que estaba pasando. Me estaba comenzando a desesperar, no sabia que iba hacer. Esto quería decir que tendría que volverlo a ver para devolverle su móvil.
 
Frustrada me tiré en la cama. Alcé en alto el celular y me lo quedé mirando, rogando que todo fuera una pesadilla. Cerré los ojos y los volví a abrir, pero seguía ahí. Suspiré e hice lo único que se me ocurrió. Con calma marqué mi número de celular y llamé, por suerte tenía crédito.
Escuché el tono de llamada.- ¿Ya me extrañas?
-Quiero mi teléfono devuelta- Intenté ignorar su comentario.
- Bueno, no hace falta que seas tan agresiva.
Suspiré. -¿Cuándo nos podemos ver?
-Hay un Café en el centro, Fleet River Bakery ¿te suena?
-Si, lo conozco, ¿a qué hora?-Quería terminar con eso lo antes posible.

-Déjame consultar mi agenda. Puse los ojos en blanco y esperé.
-¿A las 3 está bien?
Mentalmente repasé mis horarios, mamá se iba a trabajar alas 2:30 y mi turno en Starbucks empezaba a las 5. –Perfecto.
-Genial, es una cita.
-No es una…-Comencé a decir pero me interrumpió.
-Sh, no llegues tarde- Dijo y luego cortó dejándome con las palabras en la boca.
Tomé mi almohada, la coloqué en mi rostro y suprimí con ella un grito de rabia. ¡Cómo me exasperaba ese chico! Me quede en mi posición unos minutos hasta que logré calmarme. Con suerte mañana todo esto habría terminado.
Lentamente quité la almohada de mi rostro, giré la cabeza y me encontré con mi libro reposando tranquilamente sobre mi mesita de luz. Lo tomé y continué leyendo.
No se porque el tiempo pasa tan rápido a veces. No fue hasta que los ojos me empezaron a arder que alejé la vista. Me estiré y tomé mi, su móvil para mirar la hora, eran las 4am, por suerte mañana no había clases, estaba de vacaciones por Pascua hasta el 31 de Marzo. Tener el teléfono en mis manos me hizo pensar en él, lo que revivió el enojo en mí. Con torpeza lo solté y me acurruqué en la cama. A los pocos minutos ya estaba sumergida en un profundo sueño.
Desperté la mañana siguiente a eso de las11 del medio día. Mamá estaba a punto de volver del trabajo. Cual zombie me levanté de la cama limpiándome las lagañas con la mano y me metí en el baño. Tardé unos 20 minutos en lograr tener un estado presentable, cepillé mis dientes, me lavé la cara con agua fría y ni siquiera intenté hacer algo con mi cabello, ese montón de rulos eran indominables.
Cuando estaba armando mi cama pude sentir que la puerta de calle se abría y unos pasos se acercaban a mí.
-¿Cómo estás hija?
-Bien- Respondí mientras peleaba con mi cubre cama.
Mamá se acercó para ayudarme. -¿Hasta qué hora leíste anoche?
-Eh… no muy tarde, creo que eran las 2 o algo así- Mentí.
Puso los ojos en blanco. -¿Qué voy a hacer con vos?
Me encogí de hombros, ella solo río y luego desapareció en la cocina.
Me quedé a terminar de ordenar unas últimas cosas y luego me uní a ella.
Una vez que terminamos de comer y mamá terminó de lavar los platos se disculpó y se fue a dormir, al menos a intentar dormir antes de tener que volver a trabajar. Yo en su lugar me asomé al balcón de nuestro departamento dispuesta a terminar de leer mi libro.
El edificio en el que vivía estaba ubicado relativamente cerca del centro y a unas 4 o 5 cuadras de la casa de mi prima Emma. La terraza era definitivamente mi lugar favorito. Como estaba en un 6 piso tenía un paisaje hermoso de la cuidad, el ruido podía ser un tanto molesto a veces, pero no era nada que un par de auriculares no pudiera solucionar.  Otra vez me desconecté del mundo y no fue hasta que mamá me aviso que ya se iba que reaccioné. La salude con un gesto de mi mano desde el balcón. Ya debían ser las 2:30. Con calma conté las hojas que me faltaban para terminar mi libro, y decidí que contaba con tiempo suficiente. Lo que no fue algo muy inteligente puesto que cuando me di cuenta sólo me quedaban 15 minutos y aún llevaba mi pijama. Tan rápido como pude me  puse un par de Jeans oscuros, una remera un par de talles más grande que el mío de color blanco y mis habituales zapatillas Vans negras. Aún con los auriculares puestos recorrí las 9 cuadras que me separaban de nuestro punto de encuentro. No creí que estuviera afuera ya que el cielo estaba muy gris y parecía que en cualquier momento llovería.
Llegué unos 10 minutos más tarde, al principio no le di importancia pero cuando no logré distinguir su hopo entre la gente empecé a preocuparme. Hasta que vi que un chico me hacía señas en la mesa más alejada. Me acerqué algo incrédula. Llevaba un gorro de lana negro y anteojos Ray Ban que le cubrían casi todo el rostro, de no haberme avisado no lo hubiera reconocido. Me apresuré a sentarme cuando una mesera se acercó  con dos tazas de chocolate caliente.
-¿Chilli and cherry – Love potion? Dijo alzando una taza.
Mi acompañante se apresuró a señalarme y no pude evitar poner los ojos en blanco ante lo cursi de su elección.
-Entonces el Malted Milk es para vos ¿no?-Inquirió.
Asintió y le dedicó una sonrisa gentil a la que ella correspondió antes de dar media vuelta e irse, sin siquiera mirarme.
-Me tomé el atrevimiento de ordenar por vos- Se defendió antes de que yo lo atacara.
Ignorando su comentario saqué el teléfono del bolsillo y lo coloqué sobre la mesa.
Él negó con la cabeza mientras tomaba un sorbo de su chocolate. –No hasta que te tomes tu chocolate.
Carraspeé. –Hace calor.
-Parece que alguien no quiere recuperar su teléfono.
Luego de fulminarlo con la mirada tomé mi taza con las dos manos. Al acercarla a mi nariz pude oler su delicioso aroma. Cerré los ojos y me lo tragué todo de un solo sorbo, lo que no fue una muy buena idea porque estaba demasiado caliente y me quemo toda la boca.
Solté la taza y la dejé sobre la mesa, luego me lleve la mano sobre los labios para calmar el dolor.
Pude escuchar que intentaba suprimir una risa.
-¿Feliz?-Inquirí.
-Mm…. –Dudo
-Ash, ¿Vas a darme mi teléfono o no?
Suspiro mientras me lo entregaba. Me dispuse a irme pero Javadd hablo antes
-Ah casi me olvido, te llamo una tal Kirsten pero le dije que no estabas y que te llame mas tarde.
-¡Kirsten!, espero que no le hayas dicho nada raro- Lo fulmine con la mirada.
Negó con la cabeza mientras sonreía como si se acordara de algo.

-También te llamaron, un tal Niall, pero creo que era equivocado, porque querían hablar con Zayn.
Note que se revolvía nervioso en su silla.
-¿Pasa algo?-Ese chico era cada vez más raro.
-No nada- Me dedicó una sonrisa.
Puse los ojos en blanco- Muy bien, me voy- Di media vuelta y me fui del bar ignorando al chico que todavía estaba sentado en su mesa.
Había caminado ya unas cuadras cuando por fin comenzó a llover. Al principio no era más que una llovizna ligera, pero cada vez se volvía más intensa. Agradecí no llevar puesta mi uniforme de trabajo. Guardé mi Ipod en el bolsillo para evitar que se mojara y seguí mi camino, no estoy segura de cómo pero en cierto momento dejé de sentir las gotas caer contra mi cuerpo, mire a mi alrededor y noté que las gotas seguían cayendo, extrañada alcé la vista y me encontré con un paraguas sobre mi cabeza.
-¿Se puede saber que estás haciendo?
-No deberías haber salido sin paraguas- Javaad se paró junto a mí para cubrirse del agua.
Bufé. -¿Qué sos un acosador o algo así?
Rió.- ¿Me preocupo por vos y así me lo agradeces?
-Gracias, pero no gracias, no necesito que me cuiden- Di un paso para salir de abajo del resguardo del paraguas.
-Se te va arruinar el pelo- Me advirtió.
No pude evitar reír ante su comentario.
-¿Qué?-Inquirió ofendido.
Intenté calmarme per estaba muy tentada. –Nada.
Puso los ojos en blanco luego me  tomó de la mano. –Vamos.
-¿Qué hace? Me quejé pero él no hizo caso siguió caminando mientras me llevaba a la rastra.
-Soltame porque empiezo a gritar- Lo amenacé.
Otra vez me ignoró.
Tomé una gran bocanada de aire y me preparé para gritar con todas mis fuerzas, pero antes de poder emitir sonido colocó su mano sobre mi boca.
-Sh, no me importa lo que digas si caminas hasta tu casa te vas a enfermar- Estábamos parados frente a un Bentley Continental GT de color negro. Estiró la mano y abrió la puerta.-Ahora te voy a soltar y quiero que entres.
Lentamente fue quitando su mano de mi cara. Sospesé la opción de salir corriendo, pero temí que me persiguiera, después de todo siempre podía darle una dirección falsa y para ser sincera tenía muchas ganas de ver ese auto por dentro. Me subí, él cerró la puerta y se ubicó del lado del conductor.
Cuando ya no pude soportar más mi curiosidad pregunté. -¿Qué hiciste,robaste un banco?
Contuvo una risa. -¿Por dónde vivís?
Le indiqué el camino hasta el edificio en dónde vivía, creo que lo de la dirección falsa fue una idea tonta, ¿qué iba a hacer? ¿Quedarme parada fuera de una casa cualquiera esperando que se fuera?, nadie creería eso.
Condujo en silencio la mayor parte del trayecto. Yo tenía unas ganas locas de acurrucarme en contra del asiento, pero estaba toda mojada y temía arruinar el cobertor. El aire acondicionado estaba encendido por lo que empecé a sentir mucho frío. Por fin el coche se detuvo.
-¿Es acá? Preguntó señalando el edificio.
Asentí con la cabeza. –Ajá. Di media vuelta y abrí la puerta antes de bajarme añadí.-Gracias.
-Cuando quieras- Contestó con una amplia sonrisa en su rostro.
-Nunca más- Pensé luego cerré la puerta. La lluvia seguía siendo intensa así que tuve que correr los metros que me separaban de la puerta. Una vez dentro pude ver como se marchaba. Suspiré aliviada y me monté en el ascensor.
-Un Mocca Frapuccino- Gritó Kurt desde la caja.
Tardé unos minutos en reaccionar.
-Amy ¿está todo bien?
-Si, perdón, estaba ida- Le dediqué una sonrisa.
Él me la devolvió. Me di vuelta y comencé a accionar la máquina expendedora. Hoy habíamos vuelto a nuestros puestos normales, aún cuando Jake dijo que lo había hecho ‘bien’ el día anterior, yo insistí en que todavía no estaba lista. En realidad solamente quería mantenerme alejada de la interacción con los clientes. Estaba concentrada en mi tarea cuando oigo una voz detrás de mí.
-¿Me querés decir que problema tienen en tu familia con los teléfonos?
Vi a mi amiga Lucy de brazos cruzados del otro lado de la barra. La miré sin saber que responder.
-Te dejé un millón de mensajes. Primero Emma desaparece un día entero y no contesta mis llamadas, ¿ahora vos también me ignoras?
-Perdón, me quede sin batería- Mentí.
Puso los ojos en blanco.
-Amy, ¿tengo que recordarte que estás trabajando?-Nos interrumpió Jake.
Mi amiga le dirigió una mirada asesina. Metió la mano en el bolsillo sacó un billete y lo lanzó frente a Kurt. – Un Iced Shaken Tea Verde.
Mi compañero se apresuró a cobrarle pero ni siquiera atinó a preguntarle su nombre, calculo que fue por miedo a su reacción.
-Ahora soy clienta y los empleados pueden hablar con los clientes. Desafió a mi supervisor.
Jake me miro a modo de desaprobación, luego recorrió el local, ya casi terminaba mi turno y aparte de la mujer que acaba de ordenar no había nadie más. Suspiró. –Tienen 5 minutos.
-Gracias Jake- Dije y luego me apresuré a sentarme con Lucy en una de las mesas más alejadas, no quería que escuchara nuestra conversación.
-Ya escuchaste, tenés 5 minutos.
-¿Qué sabes de Emma? Porque se negó a contarme lo que estuvo haciendo.
Suspiré. –Me pasó exactamente lo mismo.
-Esto no puedo seguir así- Comentó mientras jugueteaba con su colorada cabellera.
-Estaba pensando en pasar por su departamento después de trabajar, obligarla a hablar.
-Voy con vos- Exigió. –Tal vez entre las dos logramos sacarle algo.
Asentí con la cabeza.
Vi que quería  añadir algo más pero justo sonó su celular. Por lo que escuché era su mamá y al juzgar por las expresiones en su rostro algo andaba mal. Luego de discutir un rato bastante largo cortó.
-Ah, nunca tengas hermanos- Se quejó.
-¿Qué paso?
-Mamá tiene que salir y papá está ocupado en el estudio, tengo que ir a cuidar a Will- Suspiró. –Ya está grande, se puede cuidar solo.
-Tiene 9 años- La regañé.
-Yo a su edad me quedaba sola en casa.
-Si, claro- Respondí sarcástica.
-Como sea, vas a tener que ir sola.
Asentí con la cabeza.
Lucy sacó un libro de su bolso y me lo entregó. –Dale esto a Emma.
Lo tomé y leí su nombre ‘Dare to dream life as One Direction’. -¿Qué es esto?
-Es el libro de One Direction, no me digas que no te acordas de ellos.
Me la quedé mirando.
-¡Amy!
-Tengo mala memoria.
-Vimos su video la noche de tu bienvenida y a la mañana siguiente en McDonald’s, te mostré una foto.
Tardé a unos minutos en recordar. –Ah, sí, cierto.
Ella puso los ojos en blanco. –Sos increíble.
-No es para tanto. Intenté restarle importancia.
Observé mejor la tapa y pude ver que tenía la foto de cinco chicos, me la quedé mirando unos minutos, había algo que me resultaba tremendamente familiar pero no podía recordar qué.
-Amy- Oí a mi supervisor llamarme.
-Me tengo que ir- Dije y luego me paré.
-Si,  yo también, antes de que mamá enloquezca- Justo cuando dio media vuelta para marcharse Kurt se acercaba a nuestra mesa con su pedido en la mano.
Lucy se limitó a ignorarlo, pasó a su lado, cruzó la puerta y se marchó.
El chico rubio se me quedo mirando extrañado. Me acerqué a él riendo.
-¿Qué hago con esto ahora?
-Ya está pago, tomatelo si querés- Respondí.
-¿Segura?
Asentí con la cabeza.
Él se encogió de hombros. –Ya que insistís- Empezó a darle pequeños sorbos. -¿One Direction?-Inquirió señalando mis manos.
-No es mío, yo solamente soy el cartero.
Asintió con la cabeza mientras sorbía. –A mi hermanita le gustan, no son tu estilo, para nada.
-La verdad no me interesa- Respondí luego continué mi camino hacia la caja.
Por fin mi turno terminó. En el camino a la casa de mi prima le mandé un mensaje a mamá para avisarle que llegaría más tarde. Miré al cielo, aunque ya estaba más oscuro pude divisar nubes tormentosas sobre mí. Me apresuré para evitar mojarme, otra vez, además como no había llevado mochila tenía el libro en las manos y se iba a arruinar.
Cuando estaba abriendo la puerta del edificio donde vivía mi prima sentí una mano sobre la mía. Alcé la vista y mis ojos se negaban a creer lo que estaban viendo.
-Voy a empezar a creer que me seguís de verdad- Dije con tono serio.
Llevaba el mismo gorro que en la tarde aunque ya no tenía los lentes, asumí que era porque ya casi no había sol.
-Aunque molestarte es divertido, el que yo esté acá no tiene nada que ver con vos- Replicó.
Lo miré desconfiada. -¿Entonces qué  haces?
-Visito a una amiga.
-Ah- Fue todo lo que pude responder.
-¿Celosa?
Lo mire con cara de pocos amigos. –No empieces.
-¿Qué haces vos acá? Tu edificio está 5 cuadras más allá- Añadió señalando el Sur.
-No tengo que darte explicaciones- Espeté.
Estaba a punto de quejarse pero unos gritos provenientes de la esquina lo interrumpieron.
-¿No es ese el auto de Zayn?-Una chica rubia se acercó a donde nos encontrábamos. Otro grupo la siguió, todas juntas formaron un semicírculo rodeando el auto negro en el que Javaad me había llevado a casa.
-¿Será el de él?-Preguntó una chica cuyo cabello me recordó al de Lucy.
-¿Quién sabe? A lo mejor está por acá cerca- Insistió la rubia.
Todas asintieron con gritos de alegría.
Frente a mí pude sentir que mi acompañante tensaba su cuerpo. Me tomó de la mano, Iba a quejarme cuando me hizo un gesto con el dedo para indicarme que hiciera silencio. Sigilosamente me arrastró hasta una especie de pasillo que había entre el edificio donde vivía mi prima y otro. Nos quedamos allí hasta que las chicas se rindieron en su búsqueda.
Estaba oscuro por lo que no podía ver su rostro pero parecía nervioso. Por fin sentimos unos pasos y las voces se apagaron. Él dio un gran suspiro, como si hubiera estado conteniendo el aire todo ese tiempo.
-¿Se puede saber que fue todo eso? ¿Y quién es Zayn que todo el mundo lo nombra?
Mis preguntas lo tomaron totalmente desapercibido. Pude notar como volvía su nerviosismo.
-Yo…-Se quedó pensando. En ese momento un auto que pasaba por la calle con las luces encendida iluminó su cara. Otra vez ese sentimiento de familiaridad.  Ese peinado raro, los rasgos de su cara, podía escuchar ese nombre ‘Zayn’ dando vueltas en mi cabeza. Como odio tener tan mala memoria. Intentando organizar mis ideas clavé la vista en el libro. Fue ahí cuando lo vi, en uno de los extremos de la tapa, lucía algo más joven y le faltaba el mechón decolorado, pero por lo demás eran exactamente iguales.
Lo miré directamente a los ojos, al ver lo que tenía en mis manos su preocupación aumentó.
-¿De dónde sacaste eso?
No respondí. -¿Quién sos?

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