
Toda la
semana me la había pasado especulando sobre esta salida y me había guardado
para mí las sospechas, no quería meter a Emma y Amy en este asunto. Al menos no
está a haberlo oído de su boca, para estar cien por ciento segura.
Papá, por
su parte y para mi sorpresa, reacciono con bastante tranquilidad cuando llegue
aquella noche después haber ido con James a Nando´s. En gran parte se lo debo a
mamá, que se encargó de suavizarlo y hacerle entender que yo ya era grande como
para que se ponga hacer escenitas de celos por cualquier chico que se me
acerque.
Mi celular
sonó trayéndome de nuevo al presente.
Tome el
móvil que estaba junto a mí y conteste.
-¡Lucy!,
¡mañana es el día! ¿Qué te vas a poner?- Me atropello Emma con sus palabras sin
dejarme siquiera contestar- ¡Contame!- Se exalto.
Suspire-
Hola Lucy ¿Cómo estás?, Bien Emma ¿Y vos?- dije ignorando sus preguntas. Me
gusta hacerla sufrir.
-Si, si, si
hola- Exclamo- ¡Ahora contame!
-No sé qué
voy a ponerme- Inhale lentamente- Creo que le voy a pedir a Amy que me ayude a
elegir, ella es toda una experta en moda- Bromee.
-Ja ja que
gracioso- Escuche la voz lejana de mi amiga de los risos por el teléfono.
-¿Están
juntas?- Me dirigí a Emma.
-Estoy
ayudándola para el examen de matemática- Respondió Amy por su prima.
-¿Y cómo va
la alumna?- Pregunte en tono burlón.
-Es un caso
perdido- Confirmo la maestra.
Reí
mientras escuchaba a Emma quejarse.
Mi estómago
rugió. Sin cortar con la conversación telefónica tome rumbo hacia la cocina.
Revolví la
alacena y la heladera riendo con cada ocurrencia de mis amigas pero lo único
que pude encontrar fue un paquete de masitas Oreo a medio comer.
-No puede
ser que en mi casa no haya comida- Me queje.
-Lucy son
las tres de la tarde, no podes tener hambre a esta hora- Me regaño Amy.
-Lucy tiene
hambre a toda hora- Le explico Emma.
Puse los
ojos en blanco.
Opte por
tomar las Oreos y decepcionada me dispuse a volver a mi habitación.
Estaba
subiendo las escaleras cuando escuche a la madre de Emma regañando a su hija
por no estar practicando para la prueba.
-Tenemos
que cortar- Me informo Amy.
Reí- Esta
bien, adiós.
-Chau Lucy-
Respondieron al unísono y luego cortaron.
Por fin en
mi cuarto deje las masitas encima de la mesita de luz y volví a tomar mi
guitarra que curiosamente estaba ubicada de manera diferente a como yo la había
dejado hacia unos minutos. La tome con sospecha y la gire para poder
examinarla.
Mi pulso se
aceleró.
Una de las
cuerdas se había cortado y esta anudada en una de las clavijas, parecía que lo
habían hecho rápidamente porque apenas la toque el nudo se deshizo.
-¡Will!-
Grite tan fuerte como mis pulmones me lo permitieron.
Con furia
salí de mi habitación y abrí de un golpe la puerta de la de mi hermano. Este
estaba acurrucado bajo las sabanas de su cama.
-Will ¿qué
hiciste con mi guitarra?- Lo interrogue.
-Yo no le
hice nada- Mintió desde su escondite.
-¿A no?
Entonces fue el fantasma el que entro a mi habitación y rompió una cuerda- Dije
sarcásticamente.
-Está bien,
está bien, fui yo- Admitió- Pero fue un accidente- Se excusó.
Suspire y
trate de relajarme antes de asesinarlo- ¿Y se cortó así como así?- Pregunte un
poco más calmada.
-No es del
todo mi culpa, ¡las cuerdas estaban gastadas!- Añadió a la defensiva- Además me
cortó la mejilla- Quito la sabana que lo envolvía y pude ver un fina línea roja
en su mejilla derecha.
Suspiré
frustrada, esta vez se había salvado-¿Te duele?
Negó con la
cabeza.
-Anda a
ponerte algo de hielo, para que no se hinche-Dije con el tono de voz más suave
del que fui capaz.
Mi hermano asintió
obedientemente y bajo de un salto de la cama. Me quedé sentada en mi lugar
observando la guitarra. Wilson, había sido un regalo de papá, para mi
cumpleaños número seis, había pasado todo el verano practicando con su vieja
guitarra, hasta que por fin decidió que estaba lista para tener una propia. Los
años pasaron y eso se denotaba en su gastada pintura color madera, el
chirriar del clavijero cada vez que la afinaba y las cuerdas que solo había
cambiado un par de veces. Después de todo creo que Will no tenía toda la culpa.
Mamá
siempre decía que ya era hora de comprar una nueva, pero yo no podía hacerlo.
Wilson era parte de mí, mi infancia, mientras siguiera en una pieza no tenía
planes de cambiarla.
Me
incorporé y dejé el instrumento sobre la cama. Luego salí arrastrando los pies.
Mientras
pasaba por la cocina vi a Will sentado frente al TV con un gran cubo de hielo
en la cara.
-¿Podrías
arreglártelas solo por unos minutos?-Inquirí tomando dinero de la mesa del
living, el que mis padres dejaban para ‘emergencias’-Necesito ir a comprar
cuerdas nuevas.
-Sí, no hay
problema-Respondió con voz vacía, lo que sea que estuviera viendo lo tenía
embobado.
-Está bien,
no tardo.
Dicho esto
tomé mi siempre fiel bandolera que me aguardaba colgada en el perchero de la
entrada y salí a la calle.
…
Intoxica, la
casa de música habitual de papá, quedaba
a unos 20 minutos a pie de mi casa. Siendo optimista se puede decir que eso era
‘cerca’. Me coloqué mis auriculares blancos y caminé con tranquilidad.
Llegué a
destino antes de lo esperado, tenía por costumbre contar la distancia en
canciones, por lo general me tomaba cuatro o cinco, esta vez habían sido solo
tres.
A medida
que me acercaba al edificio pude notar que la gente se arremolinaba alrededor
de la puerta. No fue esta que estuve frente a esta que me percaté de que no era
cualquier multitud, eran todas chicas, adolescentes como yo. Busqué a mí al
redor algún indicio de lo que podía estar pasando, quizás alguna oferta o algo
así. Al no notar nada extraño decidí continuar mi camino pero eso sería mucho
más complicado de lo que me esperaba. La puerta estaba atestada de chicas
gritando, desesperadas. ¿A quién esperaban?
A empujones
y recibiendo algunos codazos logre llegar a la puerta que estaba bloqueada por
un hombre vestido de negro.
Entre cerré
los ojos para poder analizarlo mejor.
-¡No puede
ser es Paul!- Grite para mis adentros- ¡Es Paul!
Me mordí el
labio conteniendo la emoción. Me recordé que ya los había visto una vez, aunque
solo contribuyó a aumentar mi ansiedad. Alguno de los chicos tiene que estar
comprando algo ahí adentro pero, ¿quién?
-Disculpe
señor- Dije levantando mi rostro para poder observar mejor a Paul- Necesito
comprar una cuerda para mi guitarra ¿Me permite pasar?
Después de
examinarme con la mirada por unos segundos que me parecieron interminables por
fin se hizo a un lado para darme el paso-Adelante señorita.
Sonreí
victoriosa y volviendo a hacer uso de todas mis fuerzas terminé de franquear a las últimas fanáticas. Una vez
dentro acomode mi remera, que estaba echa un desastre por culpa de la odisea
que había vivido, y me dirigí hacia el mostrador. Allí un chico de unos veinte años, con toda
la vestimenta acorde a un lugar como este, estaba muy compenetrado en la
lectura de una revisa. Afiné la vista y pude divisar que era la revista
‘Rolling Stone’.
Seguí
examinando el resto del local, montones de guitarras de infinitos colores,
modelos y estilos colgadas en las paredes, en el sector opuesto al mostrador
había un par de baterías a medio armar y un amplificador listo para que alguien
conectara su guitarra y tocara un par de acordes. Volví a mirar al empleado,
aparte de él no había nadie más, ni un rastro de los chicos.
-Hola- Dije
para que notara mi presencia.
Bajo la
revista y me miro con despreocupación. No dijo nada por lo que decidí
continuar.
-Quisiera
cuerdas para una Fender Dg4 Acústica.
Sin sacarme
la mirada de encima estiró la mano por debajo del mostrador y sacó un paquete
de cuerdas. Ni siquiera se molestó en mirarlo antes de entregármelo con condescendencia.
-¿Kenny qué
opinas de esta guitarra?- Nos interrumpió una voz demasiado conocida.
Gire mi
cuerpo para comprobar mis sospechas. Efectivamente, Niall estaba parado con una
guitarra eléctrica Gibson Epiphone negra, Modelo Special II en las manos.
Abrió los
ojos al verme y luego sonrió. -¡Hola Lucy!-Me saludo alegremente.
-Hola
Niall- Le devolví el saludo.
-¿Qué estás
haciendo acá?- Se interesó.
-Wilson
necesitaba cuerdas nuevas-Las palabras salieron de mi boca sin previo aviso.
-¿Wilson?-Inquirió
entre extrañado y divertido.
Baje la
cabeza avergonzada-Mi guitarra
-Ah, claro
ya entiendo-Hizo un intento por calmarme-No sabía que tocabas.
Me encogí de hombros para disimular mi
nerviosismo-Algo.
El asintió
una sola vez antes de volver a fijarse en el instrumento que cargaba –Bueno, yo estoy buscado una guitarra para usarla en
el próximo tour, ¿alguna opinión?
Observe la
guitarra que tenía en sus manos- Gibson es siempre una buena opción, aunque el
modelo Epiphone no creo que sea lo que estás buscando, yo elegiría algo más
clásico.
Se me quedo
mirando incrédulo-Ah, ya veo, ¿y qué modelo sería ese?
-Gibson Les
Paul, obvio, roja, si es posible.
Tanto el
Irlandés como el empleado se quedaron en silencio terminando de procesar lo que
acaban de ocurrir, estoy segura de que ninguno de los dos esperaba una
respuesta así de mi parte.
-De nada-
Añadí con una sonrisa satisfecha y luego me gire para poder pagar. Creo que era
la primera vez que no me ponía en ridículo frente a él, ahora solo tenía que
salir de ahí lo antes posible.
-¿Cuánto
es?- Pregunte al vendedor cuya mandíbula no se caía al piso porque está pegada
a la cara.
-Tre…tres
libras- Tartamudeo.
Saque mi
billetera y pague al chico que aún estaba en estado de shock. Luego de guardar
todo dentro de la bandolera volví a girar para irme. Niall ya no estaba, ¿es
que de verdad va a seguir mi consejo?
Sacudí la
cabeza, esta era mi oportunidad para salir. Aceleré el paso hasta la puerta.
Paul se
corrió apenas me vio a acercarme y le sonreí a la vez que le susurraba un
‘Gracias’ al que él respondió con otra sonrisa.
Tome aire
antes de sumergirme en la montonera de chicas gritando y llorando completamente
desesperadas. ¿Es que yo también me veía así?
Estaba ya a
mitad de camino cuando oí que alguien gritaba mi nombre. Al principio decidí ignorarlo, entre tanta
gente sería fácil confundirse, pero al ver que persistía decidí voltearme.
-¡Lucy!,
¡Lucy!- Llamaba Niall desde la puerta protegido de las fieras por Paul.
Contuve la
respiración. ¿Qué estaba haciendo?, ¿por qué de repente actuaba como si me
conociera?, ¿no se suponía que yo estaba saliendo con James?
Confundida
di media vuelta y volví a atravesar la multitud.
-¡Llegue!-
Cante victoriosa. Paul y Niall rieron.
Hice un
intento desesperado por mejorar mi aspecto, alisar mi cabello y reacomodar mi
ropa, aunque no logré demasiado. Esas
chicas sí que tenían fuerza.
-¿Paso
algo?- Pregunte una vez que me compuse.
-Yo…- Clavó
la mirada en el suelo unos instantes, ¿por qué siempre le daba tantas vueltas a
todo?- solo quería invitarte a salir-
Culminó al fin.
Contuve las
ganas de gritar ese ‘Esto tiene que ser un chiste’, que tenía atravesado en la
garganta. ¿Qué quería demostrar con todo esto?, ¿era una especie de prueba?,
¿es que de verdad estoy loca y pienso que mi compañero de español es Niall
Horan cuando en realidad no lo es?
Me lleve la
mano a la cabeza en un intento por organizar mis ideas -Lo siento pero voy a
salir con alguien más.
A ver cómo
se las arreglaba con eso.
-¿Con quién?
¿Cuándo?- Trato de fingir que no sabía nada pero debo admitir que es un pésimo
actor.
-No creo
que lo conozcas… o puede que si- Ahora la que se divertía era yo, era obvio que
solo intentaba confundirme.
-No esta
vez Horan, estoy segura-Pensé y suprimí una risa de autosatisfacción.
Él me
miró y volvió a sonreí de esa manera que
me gusta tanto.
-Está bien,
creo que me ganaron- Levanto los brazos
dándose por vencido pero sin dejar de sonreír- Otra vez será.
-Mm… no
creo que sea posible-Añadí haciendo uso de toda mi confianza-De verdad me gusta
este chico.
Niall
rompió a reír y yo lo imite.
Paul nos
miró confundido, no entendía nada y creo que yo tampoco entendía mucho lo que
pasaba.
-Adiós-
Dije aun riendo.
-Nos vemos Lucy- Respondió en su perfecto español.
Me sumergí
por cuarta vez en la multitud de chicas que esta vez me dejaron pasar sin problemas.
Cuando caminaba pude escuchar sus murmullos, no es como si me hiciera falta,
sus miradas estupefactas eran más que claras. Acababa de rechazar salir con uno
de sus ídolos, algunas no podían siquiera asimilar el hecho, otras me lanzaban
insultos a regañadientes, ¡por Dios era la oportunidad que todas hubieran
querido tener! ¿Quién podría creerlo?
Lucy Stevenson rechazando a Niall Horan, un par de semanas atrás habría dicho
que eso es imposible. Pero las cosas cambian y las personas también.
Me gusta mucho!! Sigue!!!
ResponderBorrarMe dio un heart attack y mori!!!! me encantooo
ResponderBorrarMe encanta siguela
ResponderBorrarEsta interesante, espero que escribas pronto besos:)
ResponderBorrarescribe plis esta genial siguelaa porfavor me encanto
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