4 ago 2013

Capítulo 50

Bostece al llegar a la cocina para desayunar. La abuela Lynn me esperaba con una taza de té caliente sobre la mesa y Pam, con su cabello algo revuelto, tomaba la suya en pequeños sorbitos.
-Fiona, encontré algo que puede interesarte- Comento la abuela mientras me tomaba mi té.
-¿Si?,  ¿Qué es?-
-Un folleto sobre un proyecto para los jóvenes, creo que es de Greenpeace- Me extendió el papel para que lo contemplara.
En él invitaban a los jóvenes de Londres a unirse a un proyecto de ‘Cuidemos los árboles’, la actividad consistía en una reunión en los parques principales de las ciudad para una jornada ‘masiva’ en la que se plantarían árboles.
-Se ve interesante- Respondí algo entusiasmada mientras continuaba examinándolo con la mirada.
-Oh,  me encantaría poder ir- Hablo la abuela con tristeza -  Pero  mis años de juventud pasaron hace rato.
Le dediqué una sonrisa intentando darle ánimos- Estoy segura de que serías de gran ayuda abuela.
Pam puso los ojos en blanco y se puso en pie. –Será mejor irnos ahora- Anuncio algo irritada, que era su humor vespertino habitual.
Suspiré vencida mientras me levantaba de la silla para seguirla.
Pensé en que no le vendría nada mal hacer un poco de yoga al despertar al igual que yo.  Nada como una buena elongación para aclarar las ideas. No me sorprende que Pam esté tan tensa todo el tiempo.
….
-A la estación Cotswold- Le indico Pam al taxista.
Nos dirigíamos hacia la estación de trenes ya que Pam debía tomar uno hacia Oxford, sus clases empiezan la semana entrante. Ella estudia leyes, algo sinceramente aburrido para mí pero creo que ella tiene el carácter.
El taxista, un hombre de unos treinta y tantos, asintió y emprendió camino. Con un gesto de la mano me despedí de la abuela Lynn, quién nos observaba partir desde el umbral de la puerta. Ella no podría acompañarnos, porque sus clases de pintura se interponían con el horario de partida del tren. Además, mi hermana había insistido en que ya sabía cuidarse sola y no necesitaba ser escoltada a todos lados.
Intente llevar una conversación con mi hermana, pero mis intentos se vieron frustrados por su respuestas entre dientes y carraspeos. Opté por dejarla tranquila y contemplar Londres por la ventanilla del auto.
Cuando doblamos por la calle de Hyde Park  mis pensamientos se desviaron hacia la tarde anterior. Recordé a Luke escapando y mi encuentro con ese extraño chico. Bueno, en realidad no tan extraño.
Me mordí el labio para contener las ganas que tenía de comentárselo a Pam. Aunque lo mejor sería no hacerlo, posiblemente no me lo creyera, hasta a mí me daba trabajo creerlo. ¡Louis Tomlinson!
No es que se me pudiera considerar una gran fanática de la banda, pero esto definitivamente era una buena señal. Encontrarme con un famoso en mi primer día en Londres, mi nueva vida había empezado con el pie derecho.  
Me sentí un tanto cohibida recordando que él había  contemplado mi accidente. Posiblemente se había reído de mis gritos también.  Aunque el chico parecía ser una persona relajada y se podía afirmar que tenía los pies puestos sobre la tierra. Aunque no sé que me esperaba realmente, digo, no es como si conociera muchos famosos, por no decir ninguno.
-Hey-La voz de mi acompañante me distrajo-¿Estás bien?, estás roja
Rápidamente me lleve las manos a los cachetes en un gesto instintivo-Sí, estoy bien-
Se encogió de hombros y volvió a girar su rostro- A  veces pienso que estás loca – Añadió  dejando en claro que la conversación estaba terminada-
Cuando llegamos a la estación ayude a Pam con sus valijas y luego la acompañe a abordar. De Londres a Oxford había 80 Km de distancia, serían unos 40 aburridos minutos de viaje. Pero mi hermana parecía muy entusiasmada. 
Tomó una valija en cada mano, luego me miró- Cuida mucho de la abuela Lynn-
Asentí con una sonrisa, podía hacerse todo lo dura que quisiera, todos sabíamos que en fondo adoraba a esa mujer tanto como yo- Seguro-
-Y cuídate vos también Fiona- Añadió con una sonrisa que me recordó a mamá –
-Bueno, bueno, no te pongas tan sentimental-
Pam rió- Me preocupa dejarlas a ustedes dos hippies solas, ¿quién sabe lo que podrían hacer?
-Vamos a estar bien Pam, además, son sólo unos meses, antes de darte cuenta me vas a tener molestándote en el campus.
-Ah…  mejor le voy advirtiendo a todo el mundo que mi hermana loca llega dentro de poco, para que se preparen-
Puse los ojos en blanco-Lamento que tengas que sacrificar tu reputación por mí-
Ambas nos miramos y reímos, más para tapar nuestro nerviosismo que otra cosa. Luego de con un asfixiante abrazo terminamos de despedirnos.
 El tren partió rumbo a Oxford. Agite mi mano en forma de saludo hasta que la perdí de vista a lo que ella respondió con un gesto casi tan efusivo como el mío.
Opté por caminar el camino de vuelta, así podría comenzar a familiarizarme con el lugar. Mientras caminaba rumbo a casa de la abuela Lynn pase por  Hyde Park, otra vez. Suspire aliviada al comprobar que había seguido correctamente las indicaciones de la mujer que vendía los tickets en la estación de trenes.
-¡Hola!- Una chica de más o menos mi edad se interpuso en mi camino.
-Hola- Dije extrañada ¿Tenía que conocerla por alguna razón?
-Soy Emma-Se presentó -  Y quería invitarte a participar de nuestro nuevo proyecto ‘Cuidemos los árboles’- Comenzó a decir la castaña que llevaba el pelo corto hasta los hombros- Lo único que tenes que hacer para participar es llenar esta forma-
Al principio no comprendí de que me hablaba pero después recordé el folleto que la abuela Lynn me había mostrado esa mañana.
-Muchos jóvenes nos van a ayudar a plantar árboles, solo durara un día pero es algo muy importante para el cuidado del medio ambiente- Continuo- Es el próximo miércoles y puede que hasta algunos famosos participen- Luego de decir esto una sonrisa de orgullo se dibujó en su rostro. Tal vez esa era su mejor técnica para atraer reclutas. Pero  no necesitaba hacer todo eso conmigo. Yo ya estaba decidida a participar.
De todas formas Emma prosiguió con su  invitación por unos 10 minutos más.  La chica no paraba de hablar, lo que me causo gracia. Cuando por fin termino su discurso sobre ‘la importancia de tener muchos árboles dispuestos a ofrecernos oxigeno’ se me quedo mirando expectante.
-Me encantaría participar- Al fin pude contestar. En Boston yo era parte de GreenFinder, un club formado por Greenpeace.
-¡Genial!- Exclamo satisfecha-No te vas a arrepentir, ¿qué te parece si llenamos un formulario ahora?
La obedecí sin chistar. Rápidamente me condujo hasta dónde unas mesas estaban armadas para que pudiera darle todos mis datos. Nombre, dirección, teléfono, experiencia previa y lo demás.
-Muy bien, Fiona, una cosa más- Emma comenzó a rebuscar en una caja de cartón que estaba oculta bajo la mesa - ¿Sos talle M verdad?
Asentí algo confusa.
Por fin me alcanzo una remera blanca con la estaba de un árbol en verde y el logo de Greenpeace estampados.
 – Bienvenida al equipo-
Le dediqué una sonrisa amigable, me caía bien- Gracias.
Luego de despedirme de Emma y con mi remera bajo el brazo continué con mi camino.
Llegué a casa antes de darme cuenta. Luke me recibió dando saltitos y ladrando a mí alrededor, mientras que la abuela Lynn me gritó desde el patio, estaba trabajando en su huerta, como era de esperarse.  Sin dudarlo tomé una pequeña palita que se encontraba sobre la mesa y me dirigí a ayudarla.
Mientras trabajamos en una planta de tomate que se había visto maltratada por una inesperada helada, le comenté sobre lo ocurrido en Hyde Park. No de mi encuentro con Louis, si no de Emma y  el proyecto para plantar árboles, incluso le mostré la remera.
La abuela Lynn se mostró muy entusiasmada al respecto. Alegó que le recordaba a sus días de juventud. No tardó demasiado en embarcarse en un largo relato acerca de cómo ella y mi abuelo se habían conocido en una marcha de activistas.
La abuela era una fanática de los Beatles, liberal y amante de la naturaleza. Junto con un grupo de amigos se habían unido a un grupo que organizaba marchas contras las compañías petroleras que se estaban instalando en la ciudad. Según ella asistía a todas las marchas y fue en una de ellas que conoció al abuelo.
-Era abogado hasta la médula, desde el  primer momento en que lo vi con su traje y su maletín supe que me iba a traer muchísimos problemas-
Reí ante el comentario de la abuela. Obviamente ya había escuchado esa historia cientos de veces. La sabía casi de memoria. Pero a la abuela le encantaba contarla, era su forma de recordar al abuelo, y yo no me cansaba de escucharla.
Estábamos llegando casi al final de la historia. La parte en que el abuelo y la abuela discuten en plena manifestación frente a toda la ciudad prácticamente. Cuando decidimos dejar la huerta en paz y entrar al living para tomar algo de té.
Agotada me dejé caer en la silla. Tomé el té de Yorkshire que la abuela me ofrecía, esa era nuestra marca favorita. Y me tragué sus palabras junto con él.
-Me dijo que era una loca rematada, que nunca había conocido a una mujer tan exasperante y que le encantaría llevarme al cine algún día- La abuela sonrió y podría jurar que algo de rubor subió por sus mejillas- Acepté y bueno… creo que te imaginas el resto Fenie.
- Creo que sí.
Ambas nos miramos y luego rompimos a reír a carcajadas. Reímos hasta que me dolieron las mejillas y el estómago.
Luego subí a mi habitación para bañarme y cambiarme de ropa. Bajé a cenar con la abuela Lynn y me acosté relativamente temprano.
El resto de la semana fue bastante similar. Me levantaba temprano en la mañana. Hacía mis ejercicios de yoga, luego bajaba para desayunar con la abuela. La acompañaba al centro para hacer alguna que otra compra. Volvíamos, almorzábamos. En la tarde trabajamos con la huerta y siempre lograba sacarle una nueva historia a la abuela, lo que nos mantenía entretenidas hasta tarde.  Además de sacar a pasear a Luke dos o tres veces.
Podría considerarse algo monótono, pero la verdad es que yo me la pasaba de maravilla. Era un buen descanso antes de empezar la universidad.
El miércoles por la tarde me encaminé a Hyde Park para encontrarme con Emma y el resto del grupo.
Me puse la remera que ella me había entregado. Llevaba pantalones de algodón,  pensé en jeans pero no creí que fueran convenientes para trabajar en la tierra y mis viejas Converse. Me sujeté el pelo en un rodete algo desaliñado, mechones de cabello lacio se escapaban, pero me gustaba así, me parecía que me daban un aire más natural. Yo no era una persona alineada.
Al llegar a destino me sorprendió la cantidad de gente que se había agrupado. Divisé varias remeras similares a las mías. Pero no pude identificar a Emma entre el gentío.
Comencé a avanzar, introduciéndome en la multitud. No té que muchos de los concurrentes eran  chicas, adolescentes, como de mi edad, algunas más jóvenes, otras mayores. Todas estaban arregladas y no me refiero a  sólo jeans, algunas hasta tenían pollera, lo que me hiso pensar que tal vez mis joggings no fueran bien vistos. Parecían bastante emocionadas. Sonreí para mis adentros,  tal vez en Londres no me considerarían un bicho raro por interesarme en la botánica.
Por fin llegué a una mesa dónde reconocí el rostro de algunos de los chicos que estaban con Emma el día en que me inscribí, pero ni rastros de ella por ningún lado, ¿estaba enferma acaso?
Para mi suerte uno de los chicos recordaba mi rostro. Con un gesto de la mano me llamó.  Caminé hacia donde se encontraba. 
El chico era joven, de unos 25 años, tenía cabello castaño oscuro y ojos verdes.
-¿Día ocupado? – Comenté-
-Ni me digas - Suspiró mientras anotaba algo en un cuaderno de forma frenética-  Quién diría que un par de celebridades podrían atraer tantas chicas.
-¿Celebridades? , ¿O sea que no están acá por los árboles?
-Me temo que no- Me dedicó una sonrisa torcida al notar la desilusión en mi voz – Pero necesitamos más ayuda de la que pensamos, en tu ficha dice que sabes de jardinería.
Asentí orgullosa, gracias a la abuela Lynn esos conocimientos habían aumentado bastante.
-¿Podrías ayudarnos?, hay chicas que no saben ni como agarrar una pala- 
Le dediqué una sonrisa para calmarlo, se notaba que el pobre chico estaba estresado – Seguro, yo me encargo-
-Genial, las cosas están allá – Dijo señalando un extremo apartado del parque donde descansaban varios plantines – Tenemos palas, guantes y todo lo que necesites-
-De acuerdo -  Di media vuelta dispuesta a marcharme.
-Gracias- Añadió con un hilo de voz casi inaudible.
Iba a responderle pero tan pronto como dejé mi lugar frente a la mesa un grupo de chicas se abalanzó sobre él, lo que me imposibilitó volver.
Decidí que no era importante y continué mi camino.
Cuando llegue a donde estaban todas las herramientas me arrodillé y  comencé a tomar algunas palas  y pares de guantes.  Pensaban llamar algunas chicas, armar un  pequeño grupo e indicarles lo básico. No importaba porque se encontraba ahí, pero mientras estuvieran, sería mejor aprovecharlas.
-¿Qué celebridades habrán venido? – Pensé y la respuesta apareció como si hubieran estado leyendo mi mente.
-No sabía que te gustaba la jardinería – Me llamó la atención una voz familiar.
 Me puse de pie para poder verlo y asegurarme de que mis oídos no me estaban jugando una broma.  Así que eran ellos, las ‘celebridades’ que había atraído a esas chicas.
Efectivamente allí estaba él. Había clavado una pala en la tierra y descansaba con el brazo derecho apoyado sobre el mango.
-No sabes mucho de mí aparte de mi nombre- Respondí – No sabía que participabas en campañas ambientales-

Louis respondió con una media sonrisa-No sabes mucho de mí aparte de mi nombre-

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