5 ene 2013

Capítulo 17


Me desperté con los gritos de mamá.
-Amy, levántate que se nos hace tarde- Decía mientras abría las puertas del balcón dejando entrar la luz solar. Me tape la cabeza con la almohada.
-¡Amy!- Dijo sacándome la almohada de encima- Entiendo que anoche hayas vuelto tarde por la tormenta pero hoy es Pascua y vamos a almorzar de tu tía. No podemos llegar tarde.
Suspire- Ya me levanto- Refunfuñando me levante, fui al baño, cepillé mis dientes y me saque el pijama viejo para ponerme unos jean rotos, una remera blanca, mis zapatillas Vans grises y una gorra negra.
-¿Ya estas lista?- Pregunto mamá cuando llegue a la cocina.
-Sip, ¿vamos?-Conteste mientras suprimía un bostezo.
-Quiero hacer una parada en Fleet River Bakery, le prometí a tu tía que me encargaría del postre.
Nos encaminamos a casa de Emma. Gracias a la lluvia de la noche anterior la temperatura había bajado, lamente no haber llevado aunque sea una campera liviana. Observé a mamá que caminaba apresuradamente a mi lado, me dedicó una sonrisa de soslayo. Se la devolví mientras me volvía a frotar los ojos, de verdad estaba exhausta. Habrían sido las 3 am cuando Liam y Emma me dejaron en mi apartamento. Zayn había insistido en llevarme, pero no lo deje, después de que mi prima nos encontrar tan… próximos, todo se había tornado un tanto incómodo. Por fin nos detuvimos en la panadería, los recuerdos de mi última visita al pequeño Café me abrumaban. Mientras esperábamos en la caja a ser atendidas dirigí una mirada rápida al lugar donde me había sentado con Zayn, bueno, en ese momento era Javadd para mi, se me revolvió el estómago y aparte la vista. Luego de pagar continuamos nuestro camino. Llegamos justo a tiempo para almorzar. Marie, mi tía, había preparado tallarines.
El Almuerzo transcurrió tranquilo. Bastante silencioso, las únicas que hablaban eran mi mamá y mi tía. Creo que ponernos a hablar de nuestra cena con dos celebridades  frente a nuestras inocentes madres  no sería buena idea. Recibí varias miradas cómplices de parte de mi prima que opte por ignorar. Después de almorzar mamá y mi tía se ocuparon de lavar los platos dejándonos a Emma y a mí, solas.
-Amy- Dijo con voz divertida- ¿Qué paso con Zayn?
Me atragante con el huevo de pascua que estaba comiendo- ¿Nada, que tendría que pasar?- Conteste nerviosa cuando al fin logre recuperarme.
-A mí no me mientas, ayer cuando volvimos al departamento con las linternas parecían muy nerviosos.
-Pff no, te lo debes haber imaginado-Dije más nerviosa aún.
-Ok no me querés contar está bien. Después soy yo la no comunicativa-Se cruzó de brazos y preferí no discutir porque la verdad no tenía más ganas de hablar de este tema.
Conversamos un rato más pero gracias a Dios no volví a oír el nombre de Zayn. Emma me conto como Liam la trataba y lo feliz que era con él. La acribille con las preguntas que me había guardado la noche anterior. Logré que me contara gran parte de la historia. Como él la salvó a la salida del cine, cuando terminó metida en el set de filmación de su nuevo video –debo admitir que me reí un largo rato imaginándola en aquella situación-. También menciono la frecuencia con que se aparecía en su apartamento a altas horas de la madrugada. A medida que narraba su rostro se iluminaba y sus sonrisa se volvía más amplia. Estaba muy  contenta por ella, se merecía encontrar a alguien que la haga sentir así.
Eran casi las 6 cuando nos fuimos. Recorrimos el camino de vuelta disfrutando de lo que quedaba del sol de la tarde. Tardamos más de lo habitual por ello.  Inmediatamente después de llegar me bañe y me puse el pijama.
Luego de cenar mamá se fue a dormir inmediatamente y me recomendó que hiciera lo mismo, después de todo mañana tenía escuela. Con desgano me dirigí a mi cuarto y me tiré en la cama. A pesar de lo cansada que estaba en la mañana no podía dormir. La noche estaba preciosa así que decidí sentarme en el balcón. Rebusqué entre mi pequeño mueble biblioteca con la esperanza de encontrar algún libro rezagado, pero no tuve demasiada suerte. Sin dejar que eso me desanimara tomé mi Ipod, junto con un buzo no muy grueso  y me dispuse a disfrutar de la brisa fresca de la noche. Estaba muy relajada cuando sentí un ruido preveniente de las escaleras de incendios.
-No otra vez- Pensé. Con cuidado me asome por la barandilla.
-Creo que de verdad te gustan estas escaleras- Dije en tono burlón al chico que subía por ellas.
Zayn dio un salto- ¡Amy! Me asustaste.
La luz no era muy buena pero vi que llevaba unos jeans claros, una remera blanca con una estampa de OBEY y zapatillas negras. También tenía una mochila al hombro.
-Sí,  me lo han dicho antes.
Revoleó los ojos luego con gracia dio un gran salto y aterrizó junto a mí.
-¿Una caída no fue suficiente? Comenté sarcástica.
-Seguís sin contestar mis mensajes, no me dejas otra opción.
Recordé que había dejado mi móvil en la mesita de luz, no lo había llevado a casa de Emma y ni me había molestado en revisarlo al llegar.
-Aunque me cueste admitirlo, esta vez no fue intencional. No estuve en casa y no me llevé el celular.
¿Por qué le estaba dando explicaciones?
Examinó mi rostro como tratando de adivinar si le mentía o no. Finalmente asintió y me dedico una gran sonrisa. –No importa, ya estoy acá.
-Sh! Lo regañé si mamá nos escuchaba no tardaría en aparecer. –Hay gente durmiendo.
-Lo siento. Susurró. Luego se quitó la mochila y la abrió para sacar algo de ella.
-Por favor decime que es mentira.
-¡Felices Pascuas! Dijo entregándome un gran huevo de chocolate blanco adornado con moños de diferentes colores.
Puse los ojos en blanco. -¿Por qué haces estas cosas?
Él se encogió de hombros. Con cuidado tomé el ‘obsequio’ de sus manos.
-Por lo menos me hubieras avisado, yo no tengo nada para darte.
-Está bien, yo no celebro Pascua.
Lo miré extrañada.
-¿Es qué no aprendiste nada del libro que leíste? Inquirió en tono burlón
Repasé mentalmente la información que había en el libro. – ¡Sos musulmán!
Asintió.
-Igual, te sigo debiendo un regalo ¿qué celebran los musulmanes?
-No me debes nada.
Me crucé de brazos -Si no me decís lo voy a averiguar en Google o algo así.
Suspiró. – Lailat al Miraj
-Genial, ¿cuándo es?
- En Julio, el 31
-Listo, espera mi regalo entonces. Tomé nota mental para no olvidarme, aunque posiblemente lo haría, mi memoria es fatal.
Me senté en mi lugar de siempre y comencé a desenvolver el huevo de chocolate. De verdad era ridículamente grande. Era de chocolate blanco, mi favorito, no pude evitar pensar que Emma tenía algo que ver en todo esto, seguramente le había hecho mucha gracia la idea. Tomé un pedazo y  se lo extendí a Zayn que ya se había sentado junto a mí.
Lo rechazó con un gesto de su mano pero no cedí.
-¡No puedo comer todo esto yo sola! Me quejé.
-¿No estás acostumbrada a que te digan no verdad?
-No. Intentado suavizar mis gestos agregué. -¿Por favor?
Resignado lo tomó y comió.
Le dedique una sonrisa triunfal.
Él revoleó los ojos.
Nos quedamos en silencio un rato largo, sentados en el balcón uno junto al otro. En cierto momento creo que el sueño me venció porque cabeceé.  Mi cabeza terminó descansando sobre su hombro lo que pareció no importarle. Fueron los campanazos del Big Ben marcando las 12 los que nos  devolvieron a la realidad.
-Mañana tengo escuela. Dije con un hilo de voz.
Me dedicó una media sonrisa y luego se puso de pie con la mochila. –Va a ser mejor que descanses entonces.
Asentí mientras me incorporaba. Caminamos juntos hasta el extremo de la baranda.
-Trata de no caerte esta vez por favor. Comenté sarcástica.
Zayn rió. –Nos vemos. Dijo mientras me tomaba por la cintura y me besaba en la mejilla.
¿Es qué eso ya se le había hecho costumbre? Lo fulminé con la mirada.
Él sólo sonrió satisfecho. Como odiaba esa sonrisa, se me estaba haciendo cada vez más difícil decirle que no.
Lo observé mientras bajaba. Luego, sin previo aviso dije.
-¿Zayn?
Alzó la vista para mirarme a los ojos. -¿Qué pasa?
Me mordí el labio. –Gracias.
Su rostro se iluminó. –De nada.
Continuó bajando hasta que ya no pude divisarlo en la oscuridad. Me quedé quieta mientras me abrazaba a mi misma para cubrirme del viento. Con calma junté los restos de chocolate. Entré en mi habitación y trabé la puerta ventana. Deposité los restos en un cajón de mi mueble que sabía mamá no revisaría. Luego me metí en la cama y me quede dormida casi al instante.
-  La Revolución Industrial fue un periodo muy importante…- Decía el profesor de historia, pero realmente no le estaba prestando mucha atención. Todavía seguía indagando sobre lo que paso anoche. ¿Cómo se le había ocurrido aparecer así sin más? ¿Por qué no lo eché? ¿Y por qué acepte ese estúpido regalo?  No puedo creer lo que este chico está haciendo conmigo, yo nunca soy así.
Suspire frustrada.
-Amy- Lucy movía mi codo para llamarme la atención, estaba sentada con ella porque su compañera, Emma, estaba enferma y no vino  a la escuela- ¿Qué te pasa? Hoy estas muy distraída.
- ¿Eh?, ah sí, digo, no. Intenté organizar mis ideas. - Es que estoy emocionada por el nuevo CD de Green Day que sale muy pronto. No puedo dejar de pensar en eso- Trate de esbozar una sonrisa creíble. Lucy me inspecciono y luego puso los ojos en blanco.
-Como quieras pero no dudes en contarme si te pasa algo - Dijo con su voz de madre protectora.
-De acuerdo- Volví a sonreír y esta vez mi amiga me devolvió la sonrisa.
-Señoritas, ¿Podrían ser tan gentiles de prestar atención a la clase?- Dijo el profesor Lighwood, sacándonos de nuestra conversación.
-Disculpe profesor, no va a volver a pasar- Respondió Lucy, que es buena para eso, siempre la regañan por charlatana, nunca la podemos hacer callar. Pensarlo me hizo sonreír. Dirigí mi atención de nuevo a la clase antes de que él volviera a mí cabeza.
El resto de la mañana transcurrió tranquila. Lucy se la paso hablando de One Direction todo el tiempo, lo que me hacía más difícil el evitar pensar en ya saben quién. Creo que empieza a preocuparme su obsesión con esos chicos, en cierto momento una paloma se poso en la ventana que daba al patio y ella comenzó a gritar ¡Kevin! ¡Kevin! como loca. Al mismo tiempo me sentía culpable por no poder contarle lo de Emma y Liam, pero no es algo que me concierna a mí.
Llegué a casa y básicamente seguí la rutina de siempre almorzar, lavar los platos, hacer deberes, dormir, ir a trabajar.
Cuando abrí la puerta de Starbucks el olor a café me inundó la nariz. Afuera estaba bastante caluroso pero dentro, gracias al aire acondicionado se estaba bastante fresco, tal vez debería haber llevado una campera aunque Jake me hubiera regañado porque no es parte del uniforme.
-¿Cómo estás Amy? Kurt me saludó desde su puesto detrás de la caja, siempre llegaba antes que yo.
-Hey Kurt. Contesté con una media sonrisa mientras me apresuraba a colocarme frente a las máquinas de expreso.
-¿Amy?
Di media vuelta y me encontré con el chico rubio frente a mí, parecía nervioso.- ¿Qué pasa?
-Estaba pensando, si estás libre este viernes… Jugaba con los mechones más largos de su irregular flequillo.
-¿Por qué hay un cliente en la caja y nadie lo está atendiendo? Jake hizo su aparición a través de la puerta.
Kurt carraspeo.
-Siempre tan simpático. Comenté sarcástica.
Mi compañero rió. –Después hablamos.
Asentí con la cabeza y me volví a concentrar en mi trabajo.
A pesar de ser Lunes nos encontramos con una gran cantidad de clientes durante la tarde lo que no nos dio tiempo de retomar nuestra conversación. Tal vez me pediría que lo cubra, en realidad no sabía nada de su vida privada. Mentalmente repasé mis conocimientos, Kurt Steele, 18 años, ¿terminó la escuela? ¿Estará estudiando algo?, tiene una hermana de unos 14. Tiene una remera de Blur que siempre quise y creo que una vez mencionó ser fanático de The Strokes y  Kings Of Leon. Intenté hacer memoria pero no había nada más, ¿tendrá novia?, ¿trabaja porque vive solo?
Al parecer me había quedado mirándolo fijo hasta el punto de incomodarlo porque giro su cuerpo para verme y me dedicó una mirada extrañada. Avergonzada bajé la vista, para cuando la volví a alzar él continuaba con su labor. Suspiré aliviada y lo imité.
Jake, como siempre, estaba metido de lleno en una conversación telefónica súper importante que nosotros no entenderíamos por nuestra jerarquía. Bufé por o bajo y deseché esos pensamientos, de todas formas trabajar con él era muy difícil, se la pasaba chocándome.
 Tan pronto como llegué a casa me metí a bañar y luego comí algo de la tarta de acelga  que mamá había preparado. ‘Tenés que comer verdura Amy’ dijo cuando puse mala cara al verla. De todas formas comí, en parte para complacerla y parte porque tenía hambre y hubiera comido cualquier cosa que pusieran frente a mí.  Ya limpia, llena y más tranquila decidí acostarme. Me lancé sobre la cama y hundí la cabeza en la almohada dispuesta a descansar pero me fue imposible ya que cuando mis ojos comenzaban a cerrarse por el peso del sueño sentí que alguien golpeaba la puertaventana que conducía al balcón.
A regañadientes me levante y le abrí la puerta al muy molesto de Zayn
- Esto de aparecerte en mi balcón a altas horas de la noche se te está haciendo una costumbre- Dije mientras me apartaba para dejarlo pasar.
-Perdón, es que me gusta pasar tiempo con vos- Su extremada sinceridad me dejo boquiabierta.
-Oh- Fue lo único que pude decir. Zayn comenzó a reír.
-Ok, ¿Qué estabas haciendo?- Dijo dejando su buzo negro en una silla y luego tirándose sobre mi cama como si nada. Puse cara de pocos amigos pero él sólo me ignoró.
-Nada interesante, iba a acostarme. Tuve un día muy agitado en el trabajo- Respondí restándole importancia.
-Oh perdón, si querés dormir yo me voy- Hizo un ademan de levantarse pero lo detuve.
-¡Espera!- Dije y denoté más emoción de la que debía. Se me hacía difícil controlarme estando él tan cerca. - No me molesta.
Una sonrisa infantil se dibujó en su rostro. Su cara hizo que comenzara a reír.
- ¿Te estás riendo de mí? Si querés que me quede para ofenderme mejor me voy- Me advirtió en tono burlón.
-Lo siento, es que tu cara…- Largue otra carcajada y esta vez él comenzó a reír conmigo.
Cuando ambos recobramos la compostura se quito los  zapatos y se sentó con las piernas flexionada dejando espacio para mí.  Al ver que yo dudaba dijo.
-No te voy a comer…
Lentamente me acerqué y adopté la misma posición que él. Estábamos uno frente al otro.
-¿Cómo te fue hoy? Inquirió mientras examinaba mi cuarto con la vista.
Arquee una ceja. -¿De verdad querés hablar de mi vida completamente normal?
-¿Por qué no?
-Por que yo serví cafés toda la tarde y vos posiblemente tuviste que escaparte de alguna loca que te reconoció en el medio de la calle, o dar un concierto, o no sé, algo genial que hagan los famosos con su vida.
Zayn comenzó a reír a carcajadas. –Primero no son locas, son Directioners. Segundo hoy tuve día libre, me la pasé viendo películas de Mr. Bing en mi departamento, comiendo palomitas con Niall y Louis; y tercero si me interesa lo que haces porque aparentemente es lo que te lleva a no responder mis mensajes.
Puse los ojos en blanco. –Jake, mi odioso supervisor, no nos deja usar el teléfono en horario de trabajo. Ya me metiste en problemas una vez.
-¿No soy el único al que odias? Fingió un gesto de decepción. –Yo que me sentía especial.
Revoleé los ojos. –Quedate tranquilo, a vos siempre te voy a odiar más.
Ambos reímos.
El resto del tiempo nos la pasamos hablando de las cosas que nos gustaban. Descubrí que le gusta Nirvana, cosa que no me esperaba, aunque su grupo favorito es Sync. También le gusta Harry Potter, de hecho el día que nos ‘conocimos’ el había ido a la librería a comprar ‘Las reliquias de la muerte’, no logro imaginarme a Zayn leyendo, ni tampoco imaginaba que tendríamos tantas cosas en común, tal vez después de todo él tenía razón y había muchas cosas que no sabía. Creo que nunca había reído tanto como en esta noche y eso es algo raro en mí. Conversamos mucho hasta que los campanazos del Big Ben dieron las 12  y Zayn decidió marcharse.
Lo acompañé hasta el balcón. Volvió a besarme en la mejilla antes de desaparecer. Apenas se fue me acosté en mi cama y cerré los ojos. Inmediatamente me quede dormida, con una gran sonrisa en mi rostro.
Desperté con el sonido de la alarma y todas las imágenes de la noche anterior vinieron a mi mente. La sonrisa volvió a mi cara y me sentí tonta.
-Amy,  ¿Qué estás haciendo?- Pensé
Rápidamente salte de mi cama para ir al baño pero me detuve porque algo llamo mi atención. Reposando tranquilamente sobre la silla donde lo había dejado su dueño. Una prueba fiel de que lo que había pasado anoche no era un sueño.
-El buzo de Zayn- Me dije a mi misma.
Trate de ignorarlo y me dirigí hacia el baño para lavarme los dientes y la cara, luego cambie mi pijama por el incómodo uniforme de la escuela. Una camisa blanca, una corbata azul al cuello, una pollera tableada sobre las rodillas del mismo color, medias tres cuartos negras y zapatos de gamuza. Ya lista salí de mi habitación aún ignorando el buzo.
Enseguida tome mi desayuno mientras escuchaba el sermón de mamá sobre ‘la comida más importante del día’, que fuera nutricionista a veces podía ser muy molesto. Tan pronto como vacié mi taza de leche emprendí mi camino hacia la escuela.
La mañana fue igual que la de ayer, con mi cabeza pensando en el buzo de Zayn que se encontraba arriba de una silla en mi cuarto me costó mucho concentrarme en las clases. En varias ocasiones Lucy tuvo que darme codazos para que bajara de las nubes y regrese a la tierra.
Emma seguía enferma puesto que decidí pasar por su casa luego del trabajo, no antes por que tome la decidí de devolverle el buzo a Zayn por la tarde.
Llegue a casa, salude a mamá y entre a mi cuarto rápidamente. Me puse un jean claro, una remera blanca en forma de T básica, una camisa de color beige y un gorro de hilo, por la noche la temperatura había descendido así que no me daba calor. Tome el buzo negro y lo metí en una mochila junto con mi uniforme del trabajo y volví a salir. Me despedí de mamá que me miro extrañada pero no dijo nada y me sentí aliviada de no tener que darle explicaciones.
El departamento de Zayn queda muy lejos así que tome un taxi para llegar más rápido. No recordaba la dirección exacta pero si el nombre de las dos calles que se unían justo en la esquina donde este se situaba. El taxista parecía amable, un hombre de unos 50 años, con cabello blanco y unos lentes y vestimenta bastante… vintage por así decirlo. Tuvimos la típica conversación acerca del clima, del tipo ‘que gris está el día’, ‘si, posiblemente tengamos lluvia, otra vez’, viviendo en Londres no se conocen muchas variantes. En la radio sonaba Want u back de Cher Loyd me la pase cantando por lo bajo el resto del viaje,
Al llegar me dispuse a bajar del taxi después de pagarle pero no me pude mover del asiento. Mi mirada se clavó en la escena que estaba transcurriendo en la entrada del edificio.
 Zayn abrazaba con fuerza a una chica morocha de cabello lacio, un tanto mayor que yo y  un poco más baja que él.  Al cabo de un rato se separaron y Zayn le dio un tierno beso en la mejilla como suele hacer conmigo.
Sentí una punzada en el estómago y la rabia se apodero de mí. Las palabras ‘ilusa’ y ‘tonta’ junto con los recuerdos de los últimos días se arremolinaban en mi cabeza.  Sin dudarlo volví a cerrar la puerta del taxi. Si volvía antes de que él me viera tal vez todo fuera menos humillante.
-A Stamford Street  por favor- Dije al taxista con la voz algo débil. El hombre me miro extrañado pero no dijo nada. Al notar mi estado asintió con la cabeza y arrancó.

2 comentarios:

  1. me encanta vuestra novela, llevo solo dos dias leyendo pero estoy enganchadísima y eso de dividirla en partes protagonizadas por diferentes personajes pero sin olvidar a los anteriores me parece super ingenioso, enserio: ME ENCANTA, seguidla no la dejéis a medias como muchas otras han hacho, yo voy a ser una lectora fiel y seguro que hay y habrá muchas como yo si continuais así

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    1. Wow, gracias de verdad, nos alegra mucho que te guste y es lindo leer comentarios de este tipo de vez en cuando, hacen que valga la pena seguir escribiendo. Podes estar tranquila que tenemos todas las intenciones de terminar con la historia :)

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