Me
desperté con los gritos de mamá.
-Amy,
levántate que se nos hace tarde- Decía mientras abría las puertas del balcón dejando
entrar la luz solar. Me tape la cabeza con la almohada.
-¡Amy!-
Dijo sacándome la almohada de encima- Entiendo que anoche hayas vuelto tarde
por la tormenta pero hoy es Pascua y vamos a almorzar de tu tía. No podemos
llegar tarde.
Suspire-
Ya me levanto- Refunfuñando me levante, fui al baño, cepillé mis dientes y me
saque el pijama viejo para ponerme unos jean rotos, una remera blanca, mis zapatillas
Vans grises y una gorra negra.
-¿Ya
estas lista?- Pregunto mamá cuando llegue a la cocina.
-Sip,
¿vamos?-Conteste mientras suprimía un bostezo.
-Quiero
hacer una parada en Fleet River Bakery, le prometí a tu tía que me encargaría
del postre.
Nos
encaminamos a casa de Emma. Gracias a la lluvia de la noche anterior la temperatura
había bajado, lamente no haber llevado aunque sea una campera liviana. Observé
a mamá que caminaba apresuradamente a mi lado, me dedicó una sonrisa de
soslayo. Se la devolví mientras me volvía a frotar los ojos, de verdad estaba
exhausta. Habrían sido las 3 am cuando Liam y Emma me dejaron en mi
apartamento. Zayn había insistido en llevarme, pero no lo deje, después de que
mi prima nos encontrar tan… próximos, todo se había tornado un tanto incómodo.
Por fin nos detuvimos en la panadería, los recuerdos de mi última visita al
pequeño Café me abrumaban. Mientras esperábamos en la caja a ser atendidas
dirigí una mirada rápida al lugar donde me había sentado con Zayn, bueno, en
ese momento era Javadd para mi, se me revolvió el estómago y aparte la vista.
Luego de pagar continuamos nuestro camino. Llegamos justo a tiempo para
almorzar. Marie, mi tía, había preparado tallarines.
El
Almuerzo transcurrió tranquilo. Bastante silencioso, las únicas que hablaban
eran mi mamá y mi tía. Creo que ponernos a hablar de nuestra cena con dos
celebridades frente a nuestras inocentes
madres no sería buena idea. Recibí
varias miradas cómplices de parte de mi prima que opte por ignorar. Después de
almorzar mamá y mi tía se ocuparon de lavar los platos dejándonos a Emma y a
mí, solas.
-Amy-
Dijo con voz divertida- ¿Qué paso con Zayn?
Me
atragante con el huevo de pascua que estaba comiendo- ¿Nada, que tendría que
pasar?- Conteste nerviosa cuando al fin logre recuperarme.
-A
mí no me mientas, ayer cuando volvimos al departamento con las linternas
parecían muy nerviosos.
-Pff
no, te lo debes haber imaginado-Dije más nerviosa aún.
-Ok
no me querés contar está bien. Después soy yo la no comunicativa-Se cruzó de
brazos y preferí no discutir porque la verdad no tenía más ganas de hablar de
este tema.
Conversamos
un rato más pero gracias a Dios no volví a oír el nombre de Zayn. Emma me conto
como Liam la trataba y lo feliz que era con él. La acribille con las preguntas
que me había guardado la noche anterior. Logré que me contara gran parte de la
historia. Como él la salvó a la salida del cine, cuando terminó metida en el
set de filmación de su nuevo video –debo admitir que me reí un largo rato
imaginándola en aquella situación-. También menciono la frecuencia con que se
aparecía en su apartamento a altas horas de la madrugada. A medida que narraba
su rostro se iluminaba y sus sonrisa se volvía más amplia. Estaba muy contenta por ella, se merecía encontrar a
alguien que la haga sentir así.
Eran
casi las 6 cuando nos fuimos. Recorrimos el camino de vuelta disfrutando de lo
que quedaba del sol de la tarde. Tardamos más de lo habitual por ello. Inmediatamente después de llegar me bañe y me
puse el pijama.
Luego
de cenar mamá se fue a dormir inmediatamente y me recomendó que hiciera lo
mismo, después de todo mañana tenía escuela. Con desgano me dirigí a mi cuarto
y me tiré en la cama. A pesar de lo cansada que estaba en la mañana no podía
dormir. La noche estaba preciosa así que decidí sentarme en el balcón. Rebusqué
entre mi pequeño mueble biblioteca con la esperanza de encontrar algún libro
rezagado, pero no tuve demasiada suerte. Sin dejar que eso me desanimara tomé
mi Ipod, junto con un buzo no muy grueso
y me dispuse a disfrutar de la brisa fresca de la noche. Estaba muy relajada
cuando sentí un ruido preveniente de las escaleras de incendios.
-No
otra vez- Pensé. Con cuidado me asome por la barandilla.
-Creo
que de verdad te gustan estas escaleras- Dije en tono burlón al chico que subía
por ellas.
Zayn
dio un salto- ¡Amy! Me asustaste.
La
luz no era muy buena pero vi que llevaba unos jeans claros, una remera blanca
con una estampa de OBEY y zapatillas negras. También tenía una mochila al
hombro.
-Sí, me lo han dicho antes.
Revoleó
los ojos luego con gracia dio un gran salto y aterrizó junto a mí.
-¿Una
caída no fue suficiente? Comenté sarcástica.
-Seguís
sin contestar mis mensajes, no me dejas otra opción.
Recordé
que había dejado mi móvil en la mesita de luz, no lo había llevado a casa de
Emma y ni me había molestado en revisarlo al llegar.
-Aunque
me cueste admitirlo, esta vez no fue intencional. No estuve en casa y no me
llevé el celular.
¿Por
qué le estaba dando explicaciones?
Examinó
mi rostro como tratando de adivinar si le mentía o no. Finalmente asintió y me
dedico una gran sonrisa. –No importa, ya estoy acá.
-Sh!
Lo regañé si mamá nos escuchaba no tardaría en aparecer. –Hay gente durmiendo.
-Lo
siento. Susurró. Luego se quitó la mochila y la abrió para sacar algo de ella.
-Por
favor decime que es mentira.
-¡Felices
Pascuas! Dijo entregándome un gran huevo de chocolate blanco adornado con moños
de diferentes colores.
Puse
los ojos en blanco. -¿Por qué haces estas cosas?
Él
se encogió de hombros. Con cuidado tomé el ‘obsequio’ de sus manos.
-Por
lo menos me hubieras avisado, yo no tengo nada para darte.
-Está
bien, yo no celebro Pascua.
Lo
miré extrañada.
-¿Es
qué no aprendiste nada del libro que leíste? Inquirió en tono burlón
Repasé
mentalmente la información que había en el libro. – ¡Sos musulmán!
Asintió.
-Igual,
te sigo debiendo un regalo ¿qué celebran los musulmanes?
-No
me debes nada.
Me
crucé de brazos -Si no me decís lo voy a averiguar en Google o algo así.
Suspiró.
– Lailat al Miraj
-Genial,
¿cuándo es?
-
En Julio, el 31
-Listo, espera mi regalo entonces. Tomé nota mental para no olvidarme, aunque posiblemente lo haría, mi memoria es fatal.
-Listo, espera mi regalo entonces. Tomé nota mental para no olvidarme, aunque posiblemente lo haría, mi memoria es fatal.
Me
senté en mi lugar de siempre y comencé a desenvolver el huevo de chocolate. De
verdad era ridículamente grande. Era de chocolate blanco, mi favorito, no pude
evitar pensar que Emma tenía algo que ver en todo esto, seguramente le había
hecho mucha gracia la idea. Tomé un pedazo y
se lo extendí a Zayn que ya se había sentado junto a mí.
Lo
rechazó con un gesto de su mano pero no cedí.
-¡No
puedo comer todo esto yo sola! Me quejé.
-¿No
estás acostumbrada a que te digan no verdad?
-No.
Intentado suavizar mis gestos agregué. -¿Por favor?
Resignado
lo tomó y comió.
Le
dedique una sonrisa triunfal.
Él
revoleó los ojos.
Nos
quedamos en silencio un rato largo, sentados en el balcón uno junto al otro. En
cierto momento creo que el sueño me venció porque cabeceé. Mi cabeza terminó descansando sobre su hombro
lo que pareció no importarle. Fueron los campanazos del Big Ben marcando las 12
los que nos devolvieron a la realidad.
-Mañana
tengo escuela. Dije con un hilo de voz.
Me
dedicó una media sonrisa y luego se puso de pie con la mochila. –Va a ser mejor
que descanses entonces.
Asentí
mientras me incorporaba. Caminamos juntos hasta el extremo de la baranda.
-Trata
de no caerte esta vez por favor. Comenté sarcástica.
Zayn
rió. –Nos vemos. Dijo mientras me tomaba por la cintura y me besaba en la
mejilla.
¿Es
qué eso ya se le había hecho costumbre? Lo fulminé con la mirada.
Él
sólo sonrió satisfecho. Como odiaba esa sonrisa, se me estaba haciendo cada vez
más difícil decirle que no.
Lo
observé mientras bajaba. Luego, sin previo aviso dije.
-¿Zayn?
Alzó
la vista para mirarme a los ojos. -¿Qué pasa?
Me
mordí el labio. –Gracias.
Su
rostro se iluminó. –De nada.
Continuó
bajando hasta que ya no pude divisarlo en la oscuridad. Me quedé quieta
mientras me abrazaba a mi misma para cubrirme del viento. Con calma junté los
restos de chocolate. Entré en mi habitación y trabé la puerta ventana. Deposité
los restos en un cajón de mi mueble que sabía mamá no revisaría. Luego me metí
en la cama y me quede dormida casi al instante.
…
- La Revolución Industrial fue un periodo muy
importante…- Decía el profesor de historia, pero realmente no le estaba
prestando mucha atención. Todavía seguía indagando sobre lo que paso anoche. ¿Cómo
se le había ocurrido aparecer así sin más? ¿Por qué no lo eché? ¿Y por qué
acepte ese estúpido regalo? No puedo
creer lo que este chico está haciendo conmigo, yo nunca soy así.
Suspire
frustrada.
-Amy-
Lucy movía mi codo para llamarme la atención, estaba sentada con ella porque su
compañera, Emma, estaba enferma y no vino
a la escuela- ¿Qué te pasa? Hoy estas muy distraída.
- ¿Eh?,
ah sí, digo, no. Intenté organizar mis ideas. - Es que estoy emocionada por el
nuevo CD de Green Day que sale muy pronto. No puedo dejar de pensar en eso-
Trate de esbozar una sonrisa creíble. Lucy me inspecciono y luego puso los ojos
en blanco.
-Como
quieras pero no dudes en contarme si te pasa algo - Dijo con su voz de madre
protectora.
-De
acuerdo- Volví a sonreír y esta vez mi amiga me devolvió la sonrisa.
-Señoritas,
¿Podrían ser tan gentiles de prestar atención a la clase?- Dijo el profesor
Lighwood, sacándonos de nuestra conversación.
-Disculpe
profesor, no va a volver a pasar- Respondió Lucy, que es buena para eso, siempre
la regañan por charlatana, nunca la podemos hacer callar. Pensarlo me hizo
sonreír. Dirigí mi atención de nuevo a la clase antes de que él volviera a mí
cabeza.
El
resto de la mañana transcurrió tranquila. Lucy se la paso hablando de One
Direction todo el tiempo, lo que me hacía más difícil el evitar pensar en ya
saben quién. Creo que empieza a preocuparme su obsesión con esos chicos, en
cierto momento una paloma se poso en la ventana que daba al patio y ella
comenzó a gritar ¡Kevin! ¡Kevin! como loca. Al mismo tiempo me sentía culpable
por no poder contarle lo de Emma y Liam, pero no es algo que me concierna a mí.
Llegué
a casa y básicamente seguí la rutina de siempre almorzar, lavar los platos,
hacer deberes, dormir, ir a trabajar.
Cuando
abrí la puerta de Starbucks el olor a café me inundó la nariz. Afuera estaba
bastante caluroso pero dentro, gracias al aire acondicionado se estaba bastante
fresco, tal vez debería haber llevado una campera aunque Jake me hubiera
regañado porque no es parte del uniforme.
-¿Cómo
estás Amy? Kurt me saludó desde su puesto detrás de la caja, siempre llegaba
antes que yo.
-Hey
Kurt. Contesté con una media sonrisa mientras me apresuraba a colocarme frente
a las máquinas de expreso.
-¿Amy?
Di
media vuelta y me encontré con el chico rubio frente a mí, parecía nervioso.- ¿Qué
pasa?
-Estaba
pensando, si estás libre este viernes… Jugaba con los mechones más largos de su
irregular flequillo.
-¿Por
qué hay un cliente en la caja y nadie lo está atendiendo? Jake hizo su
aparición a través de la puerta.
Kurt
carraspeo.
-Siempre
tan simpático. Comenté sarcástica.
Mi
compañero rió. –Después hablamos.
Asentí
con la cabeza y me volví a concentrar en mi trabajo.
A
pesar de ser Lunes nos encontramos con una gran cantidad de clientes durante la
tarde lo que no nos dio tiempo de retomar nuestra conversación. Tal vez me
pediría que lo cubra, en realidad no sabía nada de su vida privada. Mentalmente
repasé mis conocimientos, Kurt Steele, 18 años, ¿terminó la escuela? ¿Estará
estudiando algo?, tiene una hermana de unos 14. Tiene una remera de Blur que
siempre quise y creo que una vez mencionó ser fanático de The Strokes y Kings Of Leon. Intenté hacer memoria pero no
había nada más, ¿tendrá novia?, ¿trabaja porque vive solo?
Al
parecer me había quedado mirándolo fijo hasta el punto de incomodarlo porque
giro su cuerpo para verme y me dedicó una mirada extrañada. Avergonzada bajé la
vista, para cuando la volví a alzar él continuaba con su labor. Suspiré
aliviada y lo imité.
Jake,
como siempre, estaba metido de lleno en una conversación telefónica súper
importante que nosotros no entenderíamos por nuestra jerarquía. Bufé por o bajo
y deseché esos pensamientos, de todas formas trabajar con él era muy difícil,
se la pasaba chocándome.
…
Tan pronto como llegué a casa me metí a bañar
y luego comí algo de la tarta de acelga
que mamá había preparado. ‘Tenés que comer verdura Amy’ dijo cuando puse
mala cara al verla. De todas formas comí, en parte para complacerla y parte
porque tenía hambre y hubiera comido cualquier cosa que pusieran frente a mí. Ya limpia, llena y más tranquila decidí
acostarme. Me lancé sobre la cama y hundí la cabeza en la almohada dispuesta a
descansar pero me fue imposible ya que cuando mis ojos comenzaban a cerrarse
por el peso del sueño sentí que alguien golpeaba la puertaventana que conducía
al balcón.
A
regañadientes me levante y le abrí la puerta al muy molesto de Zayn
-
Esto de aparecerte en mi balcón a altas horas de la noche se te está haciendo
una costumbre- Dije mientras me apartaba para dejarlo pasar.
-Perdón,
es que me gusta pasar tiempo con vos- Su extremada sinceridad me dejo
boquiabierta.
-Oh-
Fue lo único que pude decir. Zayn comenzó a reír.
-Ok,
¿Qué estabas haciendo?- Dijo dejando su buzo negro en una silla y luego
tirándose sobre mi cama como si nada. Puse cara de pocos amigos pero él sólo me
ignoró.
-Nada
interesante, iba a acostarme. Tuve un día muy agitado en el trabajo- Respondí
restándole importancia.
-Oh
perdón, si querés dormir yo me voy- Hizo un ademan de levantarse pero lo
detuve.
-¡Espera!-
Dije y denoté más emoción de la que debía. Se me hacía difícil controlarme
estando él tan cerca. - No me molesta.
Una
sonrisa infantil se dibujó en su rostro. Su cara hizo que comenzara a reír.
-
¿Te estás riendo de mí? Si querés que me quede para ofenderme mejor me voy- Me
advirtió en tono burlón.
-Lo
siento, es que tu cara…- Largue otra carcajada y esta vez él comenzó a reír
conmigo.
Cuando
ambos recobramos la compostura se quito los
zapatos y se sentó con las piernas flexionada dejando espacio para
mí. Al ver que yo dudaba dijo.
-No
te voy a comer…
Lentamente
me acerqué y adopté la misma posición que él. Estábamos uno frente al otro.
-¿Cómo
te fue hoy? Inquirió mientras examinaba mi cuarto con la vista.
Arquee
una ceja. -¿De verdad querés hablar de mi vida completamente normal?
-¿Por
qué no?
-Por
que yo serví cafés toda la tarde y vos posiblemente tuviste que escaparte de
alguna loca que te reconoció en el medio de la calle, o dar un concierto, o no
sé, algo genial que hagan los famosos con su vida.
Zayn
comenzó a reír a carcajadas. –Primero no son locas, son Directioners. Segundo
hoy tuve día libre, me la pasé viendo películas de Mr. Bing en mi departamento,
comiendo palomitas con Niall y Louis; y tercero si me interesa lo que haces
porque aparentemente es lo que te lleva a no responder mis mensajes.
Puse
los ojos en blanco. –Jake, mi odioso supervisor, no nos deja usar el teléfono
en horario de trabajo. Ya me metiste en problemas una vez.
-¿No
soy el único al que odias? Fingió un gesto de decepción. –Yo que me sentía
especial.
Revoleé
los ojos. –Quedate tranquilo, a vos siempre te voy a odiar más.
Ambos
reímos.
El
resto del tiempo nos la pasamos hablando de las cosas que nos gustaban.
Descubrí que le gusta Nirvana, cosa que no me esperaba, aunque su grupo
favorito es Sync. También le gusta Harry Potter, de hecho el día que nos
‘conocimos’ el había ido a la librería a comprar ‘Las reliquias de la muerte’,
no logro imaginarme a Zayn leyendo, ni tampoco imaginaba que tendríamos tantas
cosas en común, tal vez después de todo él tenía razón y había muchas cosas que
no sabía. Creo que nunca había reído tanto como en esta noche y eso es algo
raro en mí. Conversamos mucho hasta que los campanazos del Big Ben dieron las
12 y Zayn decidió marcharse.
Lo
acompañé hasta el balcón. Volvió a besarme en la mejilla antes de desaparecer.
Apenas se fue me acosté en mi cama y cerré los ojos. Inmediatamente me quede
dormida, con una gran sonrisa en mi rostro.
…
Desperté
con el sonido de la alarma y todas las imágenes de la noche anterior vinieron a
mi mente. La sonrisa volvió a mi cara y me sentí tonta.
-Amy,
¿Qué estás haciendo?- Pensé
Rápidamente
salte de mi cama para ir al baño pero me detuve porque algo llamo mi atención.
Reposando tranquilamente sobre la silla donde lo había dejado su dueño. Una
prueba fiel de que lo que había pasado anoche no era un sueño.
-El
buzo de Zayn- Me dije a mi misma.
Trate
de ignorarlo y me dirigí hacia el baño para lavarme los dientes y la cara,
luego cambie mi pijama por el incómodo uniforme de la escuela. Una camisa
blanca, una corbata azul al cuello, una pollera tableada sobre las rodillas del
mismo color, medias tres cuartos negras y zapatos de gamuza. Ya lista salí de
mi habitación aún ignorando el buzo.
Enseguida
tome mi desayuno mientras escuchaba el sermón de mamá sobre ‘la comida más
importante del día’, que fuera nutricionista a veces podía ser muy molesto. Tan
pronto como vacié mi taza de leche emprendí mi camino hacia la escuela.
La
mañana fue igual que la de ayer, con mi cabeza pensando en el buzo de Zayn que
se encontraba arriba de una silla en mi cuarto me costó mucho concentrarme en
las clases. En varias ocasiones Lucy tuvo que darme codazos para que bajara de
las nubes y regrese a la tierra.
Emma
seguía enferma puesto que decidí pasar por su casa luego del trabajo, no antes
por que tome la decidí de devolverle el buzo a Zayn por la tarde.
Llegue
a casa, salude a mamá y entre a mi cuarto rápidamente. Me puse un jean claro,
una remera blanca en forma de T básica, una camisa de color beige y un gorro de
hilo, por la noche la temperatura había descendido así que no me daba calor. Tome
el buzo negro y lo metí en una mochila junto con mi uniforme del trabajo y
volví a salir. Me despedí de mamá que me miro extrañada pero no dijo nada y me
sentí aliviada de no tener que darle explicaciones.
El
departamento de Zayn queda muy lejos así que tome un taxi para llegar más
rápido. No recordaba la dirección exacta pero si el nombre de las dos calles
que se unían justo en la esquina donde este se situaba. El taxista parecía
amable, un hombre de unos 50 años, con cabello blanco y unos lentes y
vestimenta bastante… vintage por así decirlo. Tuvimos la típica conversación
acerca del clima, del tipo ‘que gris está el día’, ‘si, posiblemente tengamos
lluvia, otra vez’, viviendo en Londres no se conocen muchas variantes. En la
radio sonaba Want u back de Cher Loyd me la pase cantando por lo bajo el resto
del viaje,
Al
llegar me dispuse a bajar del taxi después de pagarle pero no me pude mover del
asiento. Mi mirada se clavó en la escena que estaba transcurriendo en la
entrada del edificio.
Zayn abrazaba con fuerza a una chica morocha
de cabello lacio, un tanto mayor que yo y un poco más baja que él. Al cabo de un rato se separaron y Zayn le dio
un tierno beso en la mejilla como suele hacer conmigo.
Sentí
una punzada en el estómago y la rabia se apodero de mí. Las palabras ‘ilusa’ y
‘tonta’ junto con los recuerdos de los últimos días se arremolinaban en mi
cabeza. Sin dudarlo volví a cerrar la
puerta del taxi. Si volvía antes de que él me viera tal vez todo fuera menos
humillante.
me encanta vuestra novela, llevo solo dos dias leyendo pero estoy enganchadísima y eso de dividirla en partes protagonizadas por diferentes personajes pero sin olvidar a los anteriores me parece super ingenioso, enserio: ME ENCANTA, seguidla no la dejéis a medias como muchas otras han hacho, yo voy a ser una lectora fiel y seguro que hay y habrá muchas como yo si continuais así
ResponderBorrarWow, gracias de verdad, nos alegra mucho que te guste y es lindo leer comentarios de este tipo de vez en cuando, hacen que valga la pena seguir escribiendo. Podes estar tranquila que tenemos todas las intenciones de terminar con la historia :)
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